La sensación de agotamiento en los días de calurosos no es solo una impresión. Las altas temperaturas alteran el funcionamiento de nuestro cuerpo, ya que aumentan la sudoración, la presión arterial y el esfuerzo que hacen los órganos para mantener el equilibrio interno. Y aunque la mayoría se adapta sin problema, quienes viven con enfermedades se exponen a varios riesgos.
En ellos, esa carga adicional puede descompensar el organismo, agravar los síntomas y dificultar el tratamiento. Así, lo que suele parecer un malestar pasajero, se puede convertir en una complicación grave. ¿Cuáles son esos diagnósticos más vulnerables a los efectos del calor? A continuación, te compartimos los siete más afectados, y lo que debes saber al respecto.
1. Enfermedades cardiovasculares
Cuando el clima es muy cálido, los vasos sanguíneos se dilatan y la presión arterial tiende a bajar. Esto obliga al corazón a trabajar más de lo normal, lo que aumenta el riesgo de arritmias, angina o desmayos, sobre todo en pacientes con hipertensión o insuficiencia cardíaca.
2. Diabetes
Los diabéticos enfrentan desafíos para controlar su enfermedad durante la época de verano. El calor provoca deshidratación, un estado que genera mayor concentración de glucosa en sangre. Si no se controla, la pérdida de líquidos sobrecarga la función renal y puede derivar complicaciones urinarias.
Además, algunos pacientes tienen alterada la sudoración y, al no regular bien su temperatura interna, son más susceptibles a sufrir golpes de calor.
3. Enfermedades respiratorias
El calor puede empeorar los síntomas de los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), bronquitis y asma, ya que aumenta la concentración de polvo y contaminantes en el ambiente. Esto reseca las vías respiratorias, derivando irritación, crisis de tos y sensación de ahogo.
4. Enfermedad renal crónica
La pérdida de líquidos que experimenta el cuerpo en temperaturas extremas disminuye el flujo sangre hacia los riñones y limita su capacidad para filtrar los desechos. Al acumular toxinas y sufrir un desequilibrio de sales y minerales, la función de estos órganos resulta afectada. En pacientes con enfermedad renal, las consecuencias pueden ser muy graves:
Aceleración del daño.
Intoxicación progresiva.
Mayor riesgo de arritmias y complicaciones cardiovasculares.
Fallo temporal o permanente del riñón.
Mayor riesgo de hospitalización o diálisis.
5. Enfermedades de la piel
Los ambientes calurosos y húmedos agravan la dermatitis atópica, la rosácea, el lupus cutáneo y otros problemas de sensibilidad en la piel. El sudor excesivo, la fricción y el aumento de la contaminación alteran la barrera protectora, desencadenando brotes, inflamación, enrojecimiento y picazón intensa.
Algunas personas, sobre todo con sobrepeso y obesidad, son más susceptibles a contraer infecciones por hongos y bacterias, debido a la humedad y roce constante en zonas como las axilas, la ingle o debajo del pecho.