La vitamina D ayuda a mantener los huesos fuertes. Pero también puede tener una acción en la prevención del cáncer, la diabetes o la depresión, entre otras enfermedades. Por eso es importante mantenerla en unos niveles adecuados.
Prevenir la deficiencia de vitamina D se ha convertido en los últimos años en un reto de salud pública a nivel mundial. A día de hoy se calcula que afecta alrededor de 1 billón de personas. Pero si hablamos de cantidades insuficientes (sin llegar a déficit) se puede decir que la afectación es del 50 % de la población.
Ingerir suficientes cantidades de este nutriente, pero no en exceso, es importante para mantener un buen estado de salud. Y es que, a diferencia de lo que se creía hasta hace un tiempo, se trata de un compuesto que actúa de la misma forma que las hormonas, con receptores específicos en muchas células del cuerpo. Vemos a continuación qué alcance tiene este problema y qué se puede hacer para revertirlo.
La vitamina D es una de las vitaminas liposolubles. Esto quiere decir que se puede disolver en aceite o en grasas y que nuestro organismo almacena el exceso en el hígado.
La sustancia se presenta bajo dos formas principales. Por un lado está la D2 o ergocalciferol y, por otro, la D3 o colecalciferol. Ambas comparten la misma vía metabólica y no se suele diferenciar entre ellas a fines prácticos.
El cuerpo requiere de unos niveles adecuados de este nutriente para mantener un determinado nivel de calcio y fosfato y prevenir un hipoparatiroidismo secundario. También desempeña un papel en la producción de insulina y en el funcionamiento del sistema inmune.
Desde siempre se ha valorado el papel de la vitamina D en relación al desarrollo y mantenimiento de unos huesos sanos. Uno de sus roles más importantes y estudiados es el que juega en la absorción de calcio en el organismo, sin el cual el tejido óseo se debilita y acaba apareciendo osteopenia, osteoporosis o raquitismo en los niños.
Sin embargo, cada vez existe más evidencia científica que relaciona el nivel subclínico de esta vitamina con la presencia de algunas enfermedades. Debido a su amplio espectro de acción, estas son muy variadas. Cabe destacar la posible aparición de problemas cardiovasculares, síndrome metabólico, diabetes, cáncer, trastornos autoinmunes, depresión y afecciones dermatológicas.
Cuando los rayos de sol inciden sobre la piel o se ingieren alimentos ricos en ella, el cuerpo recibe ergocalciferol (D2) y colecalciferol (D3). Estas dos moléculas no se encuentran en una forma activa que el organismo pueda aprovechar. Así, son necesarias una serie de fases que producen la 1,25-dihidroxicolecalciferol que se sintetiza en hígado y riñones.
Esta es la molécula que ejerce su acción. A partir de aquí, aumenta la absorción intestinal de calcio y se evita que los huesos destruyan materia para proveer a la sangre de minerales. También se evita una pérdida excesiva de calcio y fosfato a través de la orina. Además, permite el buen funcionamiento de la glándula paratiroides y el sistema inmune.
Para evitar una deficiencia de vitamina D, la cantidad dietética recomendada (RDA) de todos los micronutrientes representa el valor de referencia, ya que es un nivel promedio de ingesta diaria suficiente para satisfacer las necesidades de todas las personas sanas. Este es el indicador que se utiliza de forma frecuente.
En el caso de la vitamina D, este cometido puede resultar más complicado, debido a que los alimentos no son la única fuente a través de la cual el cuerpo la obtiene. Además, las necesidades cambian según la edad y en distintos países se pueden encontrar recomendaciones particulares. Estas son las cantidades establecidas por la FESNAD en el 2010:
La síntesis a través de la piel y la ingesta de alimentos son las principales fuentes de colecalciferol y ergocalciferol. Los motivos por los cuales existen deficiencias de vitamina D son variados. Están relacionados con la falta de ingesta o problemas de absorción. Entre ellos, los expertos destacan los siguientes.
Las fuentes dietéticas de este nutriente pueden ser restringidas y estar poco presentes en la dieta habitual de muchas personas. Además, existen algunas patologías que conducen a un déficit de vitamina D.
Se trata, entre otras, de la enfermedad celíaca, el by pass gástrico, los trastornos inflamatorios del intestino o la fibrosis quística. En cambio, la ingesta insuficiente suele ser más habitual en personas de edad avanzada.
Se calcula que entre un 50 y un 90 % de la absorción de vitamina D proviene de esta vía. En la actualidad, puede ser escasa en algunas personas, ya sea por el riesgo de cáncer de piel, una menor vida al aire libre o una tendencia a mantener la piel tapada bajo la ropa.
Además, existen algunos factores que la dificultan, como el color de la piel, la edad, la incidencia de los rayos o la latitud en la que viven las personas.
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Esto suele ocurrir en personas con problemas hepáticos crónicos, como la cirrosis. En esta situación existe una dificultad para hacer la conversión a la forma activa de la vitamina, ya que los órganos encargados de concretar este metabolismo se encuentran en falla.
Uno de los problemas de la deficiencia de este nutriente es que las señales y manifestaciones pueden ser muy generales y sutiles. Algunos pueden afectar de forma clara a la calidad de vida, pero no ser reconocidos como consecuencia de un problema mayor. Entre los más destacados señalamos los siguientes:
Las recomendaciones terapéuticas son diferentes según cuál sea el nivel de insuficiencia. También pueden variar los pasos a seguir, dependiendo de la existencia de factores de riesgo relacionados como sobrepeso, edad y situación personal de cada uno.
Por esto, las dosis y el suplemento de elección tienen que estar recomendados por un especialista. Esto es importante en el caso de la vitamina D, ya que un exceso de ella se acumula en el hígado y es contraproducente, llegando a niveles tóxicos. Este peligro existe solo para los suplementos y no para la exposición solar.
Aparte de la medicación que puede servir para remontar el déficit de forma inicial, bajo control médico, existen algunas recomendaciones para aumentar la síntesis de vitamina D que pueden ser de ayuda en estas situaciones. Sobre todo en aquellas personas más propensas a la carencia:
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Este es un trastorno de salud que afecta a un gran numero de personas y muchas lo desconocen, pues la mayoría de los síntomas suelen ser difusos. Por fortuna, es un problema reversible que se puede diagnosticar y tratar con la ayuda de un especialista.
Comer suficientes alimentos ricos en este nutriente y tomar sol con unas precauciones básicas son las dos formas de prevenirla en las personas sanas. Por el contrario, no se recomienda ingerir suplementos sin supervisión médica, pues su exceso puede llegar a ser tóxico.
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