Hay una diferencia fundamental entre psicópatas y psicóticos. Los Psicóticos son personas alcanzadas de una enfermedad mental llamada la “psicosis”. Existen varios tipos de psicosis, las cuales más conocidas son la paranoia y la esquizofrenia.
Las personas que son alcanzadas de psicosis son llamadas “fuera de lo real”, lo que significa que ellas no tienen consciencia de estar enfermas.
De esta manera, si una persona comete un crimen mientras que ella está en plena crisis de esquizofrenia, ella podría no ser juzgada penalmente responsable de sus actos si su enfermedad ha abolido su discernimiento al momento de los hechos (art. 64 viejo vigente todavía), del Código penal).
Esto no puede ser el caso de una persona calificada de “psicópata”. La psicopatía o sociopatía corresponde a una perturbación de la personalidad antisocial. El psicópata no es alcanzado por una enfermedad de la cual ignoraba la existencia. Un psicópata tiene plenamente conciencia del mal que puede engendrar.
Según Robert Hare, quien creó una escala midiendo la psicopatía, la psicopatía es definida por una multitud de características afectivas, interpersonales y comportamentales, como la impulsividad, la falta de empatía o des remordimiento, la incapacidad a ligarse a los otros. El psicópata es igualmente insensible, egocéntrico, mentiroso, manipulador, irresponsable, etc.
Las teorías de ascendencia sociológica son las más numerosas en criminología. Se han desarrollado principalmente en los Estados Unidos a comienzos del siglo XX. Según esas teorías, la causa de la violencia o de la criminalidad vendría más del entorno en el cual vive la persona que de la persona misma.
La teoría de la tensión se inscribe en la continuidad de la teoría de la anomia. Según esta teoría, desarrollada por Robert Merton en 1938, la sociedad está compuesta de diferentes grupos sociales que están en conflicto y en el seno de los cuales las normas son poco integradas.
Resulta una anomia (ausencia de normas que reglamentan la conducta) a nivel social y una tensión a nivel individual.
En una sociedad, la manera de lograr a satisfacer un objetivo no tiene importancia tanto como el objetivo es alcanzado. La teoría de la tensión, igualmente desarrollada por Merton, enuncia que las personas salidas de las clases desfavorecidas no tienen acceso a los medios que le permitirían alcanzar objetivos de éxito social.
Pobreza
Esta situación va a crear una tensión interior que engendrará el cólera, un comportamiento violento y por lo tanto a menudo de la delincuencia o de la criminalidad. Según este método, es la pobreza el factor más influyente sobre el comportamiento criminal de una persona.
El criminólogo Edwin Sutherland, quien está en el origen de la teoría del aprendizaje social, explica que la delincuencia no es forzosamente una persona resignada por su situación social. Un joven se adapta a su medio y a su realidad.
Así, si su medio es violento o criminógeno, él integrará los valores de ese medio, que no son los mismos que la de la mayoría de individuos.
Existen efectivamente medios en los cuales la violencia es considerada como una respuesta legítima a ciertas situaciones. Las decisiones de una persona delincuente vendrían, según esta teoría, del hecho de frecuentar regularmente un un entorno en el cual la violencia y o la delincuencia serán legítimas. Eso se llama el “proceso de imitación”.
La teoría de la desorganización descansa sobre el postulado de que la delincuencia y la agresividad de un joven adolescente son normales. Es la socialización que debe traerlo de vuelta en el recto camino.
El problema se plantea cuando la socialización y el control social no son eficaces. Hay desorganización social cuando los controles sociales formales (escuelas, instituciones religiosas, policía, asociación deportiva, etc.) e informales (parientes, ciudadanos, vecinos, etc.) de un barrio no funcionan más.
Para Clifford Shaw y Henry McKay, quienes son en el origen de esta teoría, es la pobreza, la heterogeneidad étnica y la movilidad residencial que impiden el desarrollo de un buen nivel de control social.
Los jóvenes son entonces poco encuadrados y ellos tiene pues más riesgos de adoptar comportamientos violentos y delincuentes. Existen varias teorías ligadas a la reacción social, pero la teoría más importante es la del etiquetado, desarrollada por Howard Becker en 1963. Según esta teoría, todos los jóvenes cometen pequeñas infracciones.
Pero es en función de la reacción del entorno que van después determinarse y orientar su comportamiento. Si el joven es etiquetado como siendo violento, entonces él va a identificarse a esta nueva identidad y se comportará pues como un ser violento puesto que es esta calificación que le habrá sido dada.
El etiquetado jugará pues su rol nocivo. Según esta teoría, debemos culpar y reprimir la acción, no a la persona.
