La tormenta de citoquinas y el coronavirus
La tormenta de citoquinas es un proceso que se produce en raras ocasiones en enfermos por el COVID-19. Aún así, merece ser explicado en detalle.

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La crisis del coronavirus en España parece haber dejado atrás su peor momento. Por ello, el gobierno empezará a poner en marcha un plan de desescalada gradual. Con cada vez menos muertos diarios y más recuperados que nuevos infectados, parece que nuestro sistema sanitario podrá empezar a respirar.
Aún así, existen terminologías complejas que muchos no tienen claras acerca de esta enfermedad. Una de ellas es la tormenta de citoquinas. Antes de entrar de lleno en este delicado proceso, es necesario realizar una serie de aclaraciones.
Datos a aclarar sobre COVID-19
Durante el mes de marzo se estimó que la tasa de letalidad del coronavirus global era del 3,7 % del total de infectados. En España se ha calculado recientemente que la tasa total es de 49,21 muertes por cada 100.000 habitantes -sanos o enfermos-.
La probabilidad de un desenlace fatal de la infección está sesgada por grupos de edad. Hasta los 40 años, menos del 0,2 % de los que la sufren terminan falleciendo y los grupos más vulnerables, personas mayores de 80 años, no llegan al 15 %.
Estos datos son necesarios de aclarar, pues la temida tormenta de citoquinas se da en un porcentaje muy bajo de los enfermos. Es necesario continuar manteniendo la calma y tomar estos procesos como meramente informativos.

Cuando el sistema inmune nos perjudica
Enfermedades como el COVID-19 o la gripe Influenza, en los casos más graves, pueden llegar a ser fatales por una hiperactivación del sistema inmune. Este proceso es conocido como la tormenta de citoquinas.
Las citoquinas o citocinas son pequeñas proteínas liberadas por diversas células corporales. Incluyen aquellas que coordinan la respuesta de nuestro organismo ante patógenos mediante la inflamación.
Las citoquinas dirigen a las células inmunitarias, como linfocitos T o macrófagos, al foco de la infección. Se trata de un proceso retroactivo, pues la liberación de citoquinas promueve la producción de más cantidad de ellas por parte de las células inmunes.
Este sistema de protección es tan eficaz que puede llegar a sobrepasarse. Por ejemplo, cuando el virus del COVID-19 penetra en los pulmones, las citoquinas dirigen a los anticuerpos a este lugar, donde lucharán contra el patógeno produciendo una inflamación local.
Una liberación descontrolada de citoquinas o un ciclo de retroalimentación demasiado potente puede resultar en una hiperinflamación del tejido pulmonar. Esto puede llegar a dañar gravemente al paciente o, incluso, acabar con su vida.
Las tormentas de citoquinas son comunes en personas de avanzada edad, no solo causadas por el coronavirus. También pueden darse por otras infecciones víricas tales como la gripe, el SARS, el MERS o enfermedades de otros orígenes, como esclerosis múltiple o pancreatitis.
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¿Qué hacer ante la tormenta de citoquinas?

Entramos en un terreno más específico repleto de terminología que puede resultar confusa. Para mantener las cosas sencillas, esta pregunta podría resumirse en que quizá, en estos casos, lo mejor sea disminuir la eficacia del sistema inmune. Suena descabellado, ¿verdad?
Los esteroides son hormonas utilizadas para este tipo de procesos, ya que se sabe que, de forma puntual, disminuyen la intensidad de la respuesta inmune. Aún así, no parece haberse probado de forma clara su eficacia en pacientes con el COVID-19.
Lo verdaderamente difícil es encontrar un equilibrio en el que el sistema inmune sea lo suficientemente funcional para combatir el virus, pero no tanto como para poner en jaque la vida del paciente.
De todos modos, existen buenas noticias en lo referente a este tema. Un estudio dirigido en China utilizó un anticuerpo que inhibe, en cierto grado, la respuesta inmune. Es utilizado para pacientes con artritis o personas con cáncer que sufren tormentas de citoquinas.
Se administró el anticuerpo tocilizumab -Actemra- en 21 pacientes severos de COVID-19. En pocos días, la fiebre y otros síntomas se redujeron sustancialmente. De estos 21 pacientes tratados, 19 consiguieron sobrevivir, siendo dados de alta a las dos semanas.
Este anticuerpo y otros similares están siendo probados en países como Italia. Sin embargo, como se puede ver, los grupos muestrales son demasiado pequeños para poder asegurar una eficacia total.
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Conclusión: ¿es preocupante la tormenta de citoquinas?
En este espacio, hemos podido ver el peor de los escenarios posibles: la excepcional situación en la que el propio sistema inmune se pasa de frenada y termina actuando en contra del paciente. Esto no quiere decir que contraer la enfermedad ponga en un riesgo de muerte real al afectado, sino lo contrario, ya que la tormenta de citoquinas se da en una minoría y de forma excepcional.
Aún así, es necesario destacar la importancia de seguir manteniendo las medidas de distanciamiento y la responsabilidad ciudadana. Este tipo de situaciones son raras pero hay que contemplar su existencia, sobretodo para proteger a los más mayores y vulnerables durante la pandemia.