La inquietud ante los ruidos articulares —clics, crujidos o chasquidos— es habitual en la vida diaria. Muchas personas se preguntan si estos sonidos indican un problema de salud o si forman parte de los cambios corporales normales. Según la doctora Toni Golen, médica de Harvard Women’s Health Watch, estos fenómenos suelen ser benignos.
En declaraciones recogidas por Harvard Health, Golen explicó que los chasquidos articulares, en ausencia de dolor, rara vez constituyen una señal de alarma. “Nuestras articulaciones pueden volverse más ruidosas a medida que envejecemos. Sin embargo, si estos clics, crujidos o chirridos no causan dolor, no se necesita estar excesivamente preocupado”, afirmó la especialista en entrevista con Harvard Health.
Golen advirtió que existen numerosas causas normales para la aparición de sonidos articulares, desde la formación y el estallido de burbujas de aire en el líquido sinovial hasta el roce de tendones y ligamentos sobre estructuras óseas, pasando por el desgaste progresivo de las superficies articulares asociado al envejecimiento.
La especialista indicó que el sedentarismo puede influir en la frecuencia de estos ruidos: los crujidos suelen intensificarse tras permanecer largos periodos sentados o inactivos. “Es más probable escuchar estos ruidos después de pasar mucho tiempo sentado o quieto, así que para evitar los clics o crujidos a menudo basta con levantarse y moverse más”, señaló Golen en las páginas de Harvard Health.
La explicación está en que la inactividad prolongada favorece pequeñas alteraciones en la posición de los tejidos articulares. Al reanudar el movimiento, estos tejidos retornan a su lugar habitual, generando esos sonidos característicos.
Entre las causas más frecuentes de estos ruidos, Golen destacó el fenómeno de las burbujas de gas formadas por la disolución de gases como dióxido de carbono y nitrógeno en el líquido sinovial. Cuando una articulación se mueve, la presión cambia y estas burbujas pueden colapsar o explotar, produciendo el famoso “clic”. Además, en ciertas posiciones, los tendones y ligamentos pueden desplazarse suavemente sobre prominencias óseas, generando un chasquido que suele ser inofensivo.
