Anatomía del pie: sus partes y problemas comunes
Todos los órganos, aparatos y sistemas del cuerpo humano trabajan en completa armonía. Los miembros inferiores son fundamentales para la movilización, el desplazamiento y el sostén del cuerpo. ¿Te interesa conocer la anatomía del pie? A continuación te contamos.
Los pies son los responsables de brindar soporte, amortiguación y equilibrio al caminar, al correr y al practicar diversas actividades físicas que requieren movilización. La anatomía del pie es una pieza maestra formada por 26 huesos, 33 articulaciones y más de 100 tendones, músculos y ligamentos.
Se divide en retropié, mediopié y antepié.
Los juanetes, los callos y las verrugas son algunos de los problemas más comunes de los pies. La edad, el sobrepeso y el calzado inadecuado son las principales causas de estas alteraciones. En la mayoría de los casos, las afecciones pueden solucionarse bajo asistencia médica.
¿Qué son los pies?
Los pies son las extremidades terminales de los miembros inferiores, encargados de soportar todo el peso del cuerpo humano y permitir la locomoción. Se trata de una estructura anatómica compleja y resistente, considerada el principal punto de contacto con el entorno.
Este órgano trabaja en coordinación y armonía con el resto de las secciones de los miembros inferiores para facilitar el caminar, el correr, el escalar y el sostén al estar de pie. A pesar de lo que se cree, incluso en bipedestación estática, existen varios músculos, ligamentos y tendones activos que nos sostienen.
Funciones
La principal función del pie humano es servir de base de soporte, sostén y equilibrio para todo el organismo. De igual forma, los pies participan, en conjunto con la columna y las piernas, en el mantenimiento de la posición erguida al caminar y al adoptar otras posiciones, como sentarnos o ponernos de pie.
Por otro lado, proporcionan estabilidad al adaptarse a las diversas superficies del suelo. Su capacidad dinámica de amortiguación permite aprovechar los impactos del suelo al caminar y reutilizar la energía producida para coordinar la locomoción continua. Por tal motivo, las posiciones anormales del pie al desplazarnos pueden generar diversas afecciones, como luxaciones o fracturas.
Su inervación sensitiva está diseñada para ofrecer información sobre la distribución de cargas, tensión y presión en cada paso y posición. Al igual que las manos, permiten discriminar el tacto fino, las texturas y los cambios de temperatura.
Anatomía general del pie humano
Desde el punto de vista anatómico y funcional, el pie es una estructura mecánica constituida por 26 huesos, 33 articulaciones, 19 músculos y más de 100 ligamentos y tendones, según comentan estudiosos del tema. Se divide topográficamente en 3 segmentos y cuenta con características distintivas en la zona plantar.
El antepié, el mediopié y el retropié son las partes que forman la anatomía del pie humano. Cada segmento está constituido por varios huesos, músculos y articulaciones especiales que se describen a continuación.
Antepié
Es la parte más distal del pie, también llamada sección delantera. A este nivel se ubican los metatarsianos y las falanges que forman los dedos.
En total, se conocen 5 huesos metatarsianos por pie y 3 falanges por cada dedo, con excepción del pulgar, que solo cuenta con 2 falanges. Su función principal es dar impulso y dinámica al caminar
Mediopié
Es el segmento medio de la anatomía del pie humano, constituido por 5 huesos de mediano tamaño. Se encuentran el hueso cuboides, el navicular o escafoides y los 3 huesos cuneiformes o cuñas, que forman el arco plantar. Su función básica es la amortiguación y es susceptible a lesiones.
Retropié
Es la parte más proximal, constituida por los 2 huesos más grandes del pie. A este nivel ubicamos el astrágalo y el calcáneo, responsable de formar el tobillo y unir el pie con el resto de la pierna. Este segmento permite los movimientos del tobillo y facilita la distribución de cargas.
Planta del pie
Es la superficie de contacto del pie con el suelo. Está formada por una epidermis más gruesa que la del resto del pie, en especial en las zonas de apoyo.
A diferencia de la piel del resto del cuerpo, en la planta abundan las glándulas sudoríparas y casi no existen melanocitos o glándulas sebáceas. El sudor excesivo favorece los malos olores.
De igual forma, esta sección de la anatomía del pie cuenta con varios ligamentos y elementos óseos que forman la bóveda plantar, sostenida por el arco medial, el lateral y el transverso.
Huesos que constituyen el pie
Los huesos que forman el pie son el astrágalo, el calcáneo, el navicular, el cuboides, los 3 cuneiformes, los 5 metatarsianos y las 14 falanges. Cada uno con características y funciones específicas:
- Calcáneo: es el hueso más grande del pie. Este es el primero en recibir el impacto al caminar y proporciona amortiguación.
- Astrágalo: es el segundo hueso más grande del pie. Se articula por debajo con el calcáneo y por arriba con la tibia y el peroné, formando la articulación del tobillo.
- Navicular o escafoides: es un hueso con forma semilunar que une los huesos del tarso con los del metatarso, ofreciendo estabilidad. En él se inserta el tendón tibial posterior.
- Cuboides: se trata de un hueso con forma de cubo que se ubica en el lateral del pie. Su función es transmitir la dinámica del tobillo al resto del pie.
- Cuneiformes: son 3 huesos con forma de cuña, responsables de formar la articulación tarsometatarsiana en unión con el cuboides.
- Metatarsianos: son 5 huesos alargados, cuya cabeza forma la base de los dedos y entra en contacto directo con el suelo. El primer metatarsiano es el de mayor calibre y es clave durante la marcha.
- Falanges: el pie humano posee 14 falanges, 2 en el pulgar (proximal y distal) y 3 en el resto de los dedos (proximal, media y distal).
Con base en la longitud de los dedos, el pie puede tener 3 formas clásicas: cuadrada, griega o egipcia.
Músculos del pie
Los elementos dinámicos intrínsecos del pie se clasifican en músculos dorsales y músculos plantares, según comentan expertos. Los músculos dorsales son el extensor corto de los dedos y el extensor corto del pulgar. Por su parte, los plantares se agrupan en 4 capas:
- Primera capa: formada por los músculos abductor del pulgar, flexor corto de los dedos y abductor del quinto dedo.
- Segunda capa: incluye los músculos cuadrado plantar y los lumbricales.
- Tercera capa: es una capa bastante densa, constituida por el aductor del pulgar, el flexor corto del pulgar, el flexor corto del quinto dedo y el oponente del quinto dedo.
- Cuarta capa: incluye los músculos interóseos dorsales y plantares.
Problemas comunes en los pies
Los pies son propensos a sufrir diversas afecciones, como resultado de las actividades diarias, el calzado inadecuado, la obesidad, la diabetes y el envejecimiento. Algunos de los problemas más comunes en los pies son los siguientes:
- Juanetes: es una protuberancia dura y dolorosa en la articulación del pulgar.
- Callosidades: son parches de piel engrosada, producto de la fricción y la presión en el pie.
- Verrugas: son lesiones duras y ásperas que se forman en la planta del pie y el talón. Estudios afirman que las mimas son producidas por el virus del papiloma humano (VPH) 1, 2, 4, 571-3.
- Pie de atleta: se trata de una infección del pie por hongos que proliferan en la humedad. Suele presentarse con escozor, enrojecimiento, agrietamiento y descamación.
- Uñas encarnadas: es el crecimiento de la uña más allá de los bordes, penetrando en la piel de los dedos. Esta afección causa dolor y gran incomodidad.
- Dedos en garra: los dedos del pie adoptan una posición de garra a causa del uso prolongado de zapatos ajustados. También puede ser producto de enfermedades como la diabetes, la artritis reumatoide y las lesiones cerebrales.
Cuidado de los pies
Para conservar la salud de los pies debemos tener en cuenta 3 factores: la higiene, el calzado y el ejercicio. Algunas recomendaciones para el cuidado eficiente son las siguientes:
- Lavar a diario con agua templada y jabón neutro.
- Secar muy bien después del baño y evitar la humedad.
- Masajear con cremas hidratantes.
- Exfoliar 1 vez a la semana con piedra pómez.
- Cortar las uñas rectas, sin dar forma redondeada.
- Utilizar calcetines de algodón transpirables.
- Emplear calzados suaves y cómodos.
- Evitar el uso prolongado de tacones o zapatos estrechos.
De igual forma, es aconsejable practicar ejercicios para mantener los pies sanos. Tal es el caso de caminar sobre la arena o el césped descalzos para mejorar la flexibilidad. Además, prueba andar de puntillas, hacer rotaciones de tobillo y coger objetos con los pies.