Ataque de pánico vs. ataque de ansiedad: ¿son lo mismo?

Ataque de pánico vs. ataque de ansiedad: ¿son lo mismo?

Los ataques de pánico se caracterizan por su aparición súbita y una intensidad creciente, pero acotada en el tiempo. En cambio, los ataques de ansiedad suelen repetirse una y otra vez en el mismo círculo vicioso.
Ataque de pánico vs. ataque de ansiedad: ¿son lo mismo?

Un ataque de pánico siempre implica ansiedad, pero no todo ataque de ansiedad se expresa a través de un ataque de pánico. Parece un juego de palabras, sin embargo, es importante clarificar cada concepto.

Esto se vuelve relevante, sobre todo para reconocer las señales a través de las cuales se presenta cada cuadro y aportar recursos a las personas que los viven o que consultan en terapia. Veamos en profundidad.

Pánico y ansiedad: definiendo conceptos

Para poder diferenciar a cada uno, es clave sentar algunas bases comunes. El pánico se refiere a una aparición repentina de un miedo intenso. El ataque de pánico puede tener desencadenantes o no. Es decir, puede aparecer con un estímulo ambiental (por ejemplo, un viaje en colectivo) o puede ser inesperado.

La ansiedad suele definirse como angustia o preocupación por el futuro.  En su dosis justa es necesaria, pues nos permite activar recursos para hacer frente a diferentes demandas. Se torna disfuncional cuando supera nuestra capacidad de respuesta, nos provoca malestar y nos impide abordar una situación.

Vale la pena mencionar que existe comorbilidad entre los ataques de pánico y de ansiedad. Esto quiere decir que pueden coexistir.

¿Cómo identificar un ataque de pánico?

Algunos de los signos que nos permiten identificar un ataque de pánico son los siguientes:

  • Sensación de ahogo.
  • Miedo intenso a morir.
  • Hormigueos y entumecimiento.
  • Sensación de despersonalización.
  • Temor a perder el control o enloquecer.
  • Necesidad de escapar o huir del lugar.
  • Malestar en el pecho, aumento de la frecuencia cardíaca, palpitaciones.

Los signos mencionados son los más típicos o diferenciales. Aunque también pueden presentarse otras sensaciones, como náuseas, mareos y sudoración.

Ataque de pánico en la calle.
Los ataques de pánico se acompañan de síntomas físicos que llevan a la sospecha de un cuadro cardiovascular, aunque el mismo no esté presente.

Algunas claves para hacer frente a un ataque de pánico

Un ataque de pánico suele seguirse por el temor a tener otro ataque; por eso las personas suelen evitar aquellas situaciones en las que vivieron el primer episodio. Por ejemplo, si sucedió en un teatro, evitan concurrir a dicho lugar en el futuro. Sin embargo, esta misma conducta refuerza el temor y magnifica el problema.

En su abordaje, es muy importante realizar psicoeducación, que significa explicarle a la persona el ciclo del ataque de pánico, qué es lo que sucede para que pueda comprender lo que pasa. Incluso, abordar todos los mitos y creencias que existen en torno al ataque de pánico es saludable.

Por ejemplo, las personas suelen creer que van a morir de un infarto por la forma en que late su corazón. Pero esto no es así. El corazón latiendo a toda prisa es una respuesta de defensa ante esa situación que se presenta como amenazante. Con información confiable, una persona será capaz de seguir o brindarse algunas autoinstrucciones que la ayuden a restablecer la calma.

Practicar técnicas de respiración también suele ser de ayuda, por lo cual es recomendable entrenarlas antes. De ser posible, suele indicarse a la persona que se recueste sobre el piso o sobre una superficie cómoda, que le permita experimentar una sensación de contención y reposo. Poco a poco, el cuerpo y la mente regresan a la calma.