Dolor de hígado: posibles causas y tratamientos
El llamado dolor de hígado se manifiesta en la parte superior derecha del abdomen como una molestia, sensación punzante o palpitación. El hígado tiene múltiples funciones, entre las que destacan la metabolización de los alimentos y la desintoxicación del organismo, además de la síntesis de proteínas, bilis y factores de la coagulación.
En ocasiones, el dolor de hígado se relaciona con hinchazón y puede irradiarse hacia la espalda o la escápula derecha. También puede haber otros síntomas asociados, como coloración amarillenta en la piel y las mucosas, fatiga, orina de color marrón oscuro y pérdida del apetito.
A continuación, algunas posibles causas de dolor de hígado.
1. Hepatitis viral
La hepatitis viral es una enfermedad infecciosa que causa dolor de hígado. Hay 5 diferentes tipos de virus de la hepatitis: VHA, VHB, VHC, VHD y VHE.
Todos difieren en la forma en la que se transmiten y en su clínica. Aunque cualquiera puede causar hepatitis aguda, solo los de la hepatitis B, D y C pueden llevar a la forma crónica.
Las manifestaciones clínicas incluyen lo siguiente:
- Fiebre.
- Coloración amarillenta de piel y mucosas.
- Heces pálidas.
- Orinas anaranjadas.
En ocasiones puede ser una enfermedad asintomática. Así como también podría manifestarse con una hepatitis fulminante (insuficiencia hepática).
Aprende sobre los 5 tipos de hepatitis principales y sus características
2. Hepatitis alcohólica
La hepatitis alcohólica se refiere al daño hepático agudo asociado al consumo crónico de altas cantidades de alcohol. Su manifestación varía desde lo asintomática hasta la falla hepática aguda.
Los síntomas iniciales pueden ser dolor en el hígado punzante o como sensación de pesadez, fatiga y debilidad, pérdida del apetito y de peso, náuseas y vómitos. Cuando hay falla hepática aguda, los signos son más graves.
Si hay insuficiencia hepática nos encontramos con alteración en los tiempos de coagulación, acumulación de líquido en el abdomen y en las extremidades por disminución de las proteínas, confusión y cambios de comportamiento.
3. Hígado graso no alcohólico
El hígado graso de origen no alcohólico está vinculado con la obesidad, los altos niveles de colesterol y triglicéridos y la diabetes mellitus tipo 2. En el hígado graso hay acumulación de ácidos grasos en el parénquima hepático, lo que produce una situación de estrés oxidativo, con liberación de radicales libres y generación de una cascada inflamatoria.
Por lo general, es un cuadro asintomático. Pero puede generar dolor de hígado, malestar general, fatiga y alteraciones en las pruebas de función hepática.
4. Cirrosis
Aunque la cirrosis hepática no manifiesta dolor de hígado, puede percibirse una molestia crónica en el área superior del abdomen. Esta situación es el momento final del daño hepático. Las causas son diversas, pero las más frecuentes son el alcoholismo, el virus de le hepatitis C y el hígado graso no alcohólico.
Cuando inicia siendo asintomática se denomina cirrosis hepática compensada. El estadio final es la insuficiencia hepática con hipertensión portal (presencia de várices esofágicas y abdominales con propensión a la hemorragia digestiva).
5. Cáncer de hígado
El cáncer de hígado, en especial el carcinoma hepatocelular, es una neoplasia relativamente frecuente relacionada con los casos de cirrosis. En sus inicios, el cáncer de hígado no da síntomas. Luego aparece dolor sordo y constante, pérdida de peso y de apetito, vómitos, coloración amarillenta de piel y mucosas.
¿Siempre es dolor de hígado?
En ocasiones, el dolor de hígado se puede confundir con el de los problemas en la vesícula biliar, el páncreas o los riñones. Es por ello que, ante la presencia de la molestia, resulta importante acudir lo más pronto posible al médico para determinar la causa.
El diagnóstico se basa en la historia clínica, el examen físico y los exámenes complementarios. Durante el interrogatorio se hará énfasis en la naturaleza del dolor, el consumo de alcohol, los hábitos nutricionales y los antecedentes familiares.
En los exámenes, además de análisis de sangre, se solicita un ultrasonido de abdomen superior y hasta una resonancia magnética o tomografía computarizada. En algunos casos, ante la sospecha concreta de ciertas causas de dolor de hígado, se solicitará una biopsia.
¿Cómo debe tratarse el dolor de hígado?
Cuando se produce por consumo excesivo de alcohol o por consumo de ciertos alimentos, se recomienda solo mantenerse hidratado ante el dolor de hígado. Se debe evitar el consumo de alimentos ultraprocesados, azúcares refinadas y grasas.
No es recomendable tomar analgésicos de venta libre, debido a que la mayor parte de ellos se metabolizan en el hígado, por lo que pueden ser contraproducentes. Solo un médico debería prescribirlos.
Cuando el dolor de hígado persiste durante horas, es de origen desconocido o hay síntomas graves asociados, se debe acudir al servicio de guardia. El tratamiento definitivo dependerá de la causa y siempre se asociará a cambios en los hábitos nutricionales y en el estilo de vida.