¿En qué consiste la neurodiversidad?
La neurodiversidad es un concepto que se utiliza bastante en el ámbito empresarial o de la educación. En ocasiones, el término con el que nos encontramos es la «neurodivergencia» y significa exactamente lo mismo que neurodiversidad. ¿En qué se basa? En hacer hincapié en que las personas somos distintas porque nuestros cerebros funcionan de manera diferente.
Este término fue acuñado por la socióloga Judy Singer en el año 1997. El motor principal fue el estudio del autismo y de la lucha por los derechos de las personas que eran diferentes a las demás. Pero esto abrió otro tipo de debates porque ¿acaso solo las personas con algún tipo de déficit o problema son distintas? Realmente, no. Todos somos indiscutiblemente distintos.
Conocer y aceptar la neurodiversidad importa
Las personas con Síndrome de Down, autistas o con cualquier otro diagnóstico se apartan de lo que consideramos conductas neurotípicas. Por ejemplo, un joven con TDAH tendrá dificultades para mantenerse sentado en la silla en el instituto y esto puede sorprender a sus compañeros. Alguien con el Síndrome de Tourette puede desencadenar risas ante los tics que no puede controlar.
La neurodiversidad implica conocer y aceptar que todos nosotros somos distintos y que aunque existen conductas neurotípicas, ¿realmente existe alguien que se ajuste 100 % a ellas? A pesar de que dentro de lo neurotípico se hable de personas con un procesamiento y funcionamiento cerebral estándar, esto no se puede generalizar. Habrá diferencias, incluso entre personas neurotípicas.
La neurodiversidad en las escuelas y el trabajo
En las escuelas, la neurodiversidad tiene una gran presencia. Estudiantes con altas capacidades, autistas, con Asperger, problemas de audición, etc. permiten trabajar valores como el respeto y la aceptación de que todos somos diferentes.
Los estigmas son altamente perjudiciales, sobre todo en estas etapas de la vida. Por este motivo, hay que conocer la neurodiversidad y trabajar con ella desde un primer momento.
También, es fundamental que en el trabajo este término se encuentre ampliamente presente. La falta de conciencia y de conocimiento sobre la neurodiversidad puede ser perjudicial para todas aquellas personas que no se adapten a lo que se considera «normal». Todos tenemos fortalezas y habilidades que pueden venir muy bien para cualquier puesto de trabajo.
El poder del desconocimiento
¿Por qué insistimos tanto en hablar de la neurodiversidad y de que todos somos diferentes? Porque el desconocimiento es lo que hace que en las escuelas haya casos de bullying bastante graves o que en los trabajos, a veces, haya acoso laboral. Este tipo de circunstancias se pueden frenar desde un primer momento hablando y formando en lo diferente, evitando que esto se convierta en un tabú.
Es normal que los prejuicios sociales aparezcan cuando términos como la neurodivergencia no se conocen. Aunque hace falta un cambio social, tarde o temprano debe producirse una educación en valores donde lo neurotípico deje de ser la norma general. Como decía Antoine de Saint-Exupéry, «el que es diferente a mí no me empobrece, me enriquece».
¿Cómo se fomenta la neurodiversidad?
La neurodiversidad se puede fomentar de distintas maneras. La primera de ellas es cambiando el estilo de comunicación, evitando palabras irrespetuosas con mensajes que prioricen a las personas. Por ejemplo, decir «una persona con autismo» es preferible a «un autista». No obstante, se puede obviar el término «autista» y decir solo «persona».
Los eufemismos también se deben evitar. Todos conocemos el ejemplo de decir «persona de color» en lugar de «negro». Muchas personas con la piel oscura suelen sentirse más cómodas con la palabra «negra» que define su color de piel. Los eufemismos, a veces, ofenden más que la palabra que consideramos que es tabú y sobre la que debemos reflexionar.
La paciencia es clave en la neurodiversidad. Las personas con algún tipo de trastorno diagnosticado pueden tener dificultades para llevar a cabo su trabajo de una manera rápida o eficaz. Por lo tanto, hay que analizar si las estamos proveyendo de todo lo que les pueda hacer falta; por ejemplo, espacios de trabajo más tranquilos o recursos útiles para que pueda llevar las tareas a término.
Volviendo nuestra mirada al pasado, las personas zurdas
Aunque pueda parecer una quimera esperar un cambio social, podemos echar nuestra mirada al pasado para centrarnos en las personas zurdas. Hace muchos años se les obligaba en los colegios a corregir esto y, de hecho, estaba muy mal visto que escribiesen con la mano izquierda. Con grandes dificultades, estas personas intentaban ajustarse a lo neurotípico, frustrándose y sintiéndose mal.
La neurodiversidad nunca debe ser un motivo de vergüenza porque los tiempos cambian y ahora los zurdos no tienen ningún problema para aprender a escribir con la mano izquierda. No se les juzga, no se les minusvalora. Esto es algo que tenemos que hacer con todas las personas. Cada uno de nosotros tiene algo distinto que nos hace especiales. Debemos aceptar ya la neurodiversidad.