Glándulas salivales: qué son y enfermedades asociadas
Las glándulas salivales son los órganos responsables de la producción y secreción de la saliva de la boca. El buen funcionamiento de estas estructuras garantiza la cantidad y calidad adecuada de este fluido.
La saliva es un líquido acuoso que contiene proteínas, hidratos de carbono, electrolitos, glucoproteínas, leucocitos y células epiteliales descamadas. La presencia de este fluido es fundamental para que la cavidad bucal pueda ejercer sus funciones con normalidad.
Es que la saliva, a través de sus enzimas y humedad, facilita la masticación, la formación del bolo alimenticio, la digestión y la deglución de los alimentos. Además, tiene función antinflamatoria, antifúngica y antibacteriana. Es así que ofrece protección a los tejidos de la boca, controlando el pH y ayudando a la cicatrización de las mucosas.
Por todas estas razones, el óptimo funcionamiento de las glándulas salivales es fundamental para mantener la salud bucodental. Sigue leyendo para conocer más sobre estas estructuras y entérate de las alteraciones que las pueden afectar.
¿Qué son las glándulas salivales?
Como ya adelantamos, las glándulas salivales son los órganos encargados de la producción de saliva en la cavidad bucal. Constan de una porción secretora constituida por los acinos glandulares y un conducto excretor que permite la liberación del fluido a la boca.
Hay tres pares de glándulas salivales principales:
- Parótidas: son las de mayor tamaño, alcanzando alrededor de 6 centímetros de longitud y 3-4 centímetros de ancho. Se sitúan a ambos lados de la cara, detrás del ángulo de la mandíbula, debajo y delante de los oídos.
- Sublinguales: ubicadas debajo de la lengua, en el suelo de la boca.
- Submandibulares: ubicadas debajo de la mandíbula, a ambos lados del maxilar.
Además, existen centenares de estas estructuras más pequeñas distribuidas en toda la boca. Son las denominadas glándulas salivales menores y se localizan sobre todo en el paladar, los labios, las mejillas y la lengua.
6 trastornos de las glándulas salivales
Existen diversos trastornos que pueden afectar el correcto funcionamiento de las glándulas salivales. A continuación detallamos los más importantes.
1. Disfunción de las glándulas salivales
La disfunción de las glándulas salivales se trata del incorrecto funcionamiento de estas estructuras con la consecuente disminución de la producción de saliva. Se genera así lo que se conoce como xerostomía, o lo que es lo mismo, una boca reseca.
Las alteraciones en el funcionamiento de las glándulas salivales son más comunes en los adultos. El origen de este trastorno puede deberse a diversas causas:
- Síndromes o enfermedades sistémicas: la artritis reumatoidea, la diabetes, el lupus eritematoso sistémico, el SIDA o el síndrome de Sjögren afectan la secreción salival.
- Fármacos: el uso de algunos medicamentos, como antihistamínicos, sedantes, antidepresivos, antipsicóticos, fármacos para el tratamiento del párkinson, diuréticos y metanfetaminas pueden generar sequedad bucal.
- Tratamientos médicos: la quimioterapia, el yodo radiactivo y la radiación sobre estructuras de la cabeza y el cuello también alteran la producción salival.
2. Cálculos salivales
La sialolitiasis o cálculos salivales son depósitos de sales presentes en la saliva que se acumulan y obstruyen la salida del fluido a la boca. El bloqueo del conducto provoca la colección de saliva en el interior de la glándula.
Este acopio de saliva estancada genera inflamación y dolor, aumentando el riesgo de que la glándula se infecte. La hinchazón y las molestias en la glándula afectada son los síntomas que caracterizan a esta dolencia, que empeora al momento de comer, al pensar en comida o con alimentos ácidos que estimulan la producción de saliva. Son más frecuentes en personas deshidratadas o que utilizan fármacos que disminuyen la producción salival.
3. Infección de las glándulas salivales
La infección de las glándulas salivales, también conocida como sialoadenitis, sucede cuando estos órganos son afectados por virus o bacterias. La parótida es la estructura que sufre infecciones con mayor frecuencia, denominándose a este proceso parotiditis.
La mayoría de las infecciones de las glándulas salivales se producen en personas con el flujo salival disminuido o bloqueado. Pues el acúmulo y estancamiento del fluido favorece la proliferación de microorganismos. Es así que pacientes ancianos, con enfermedades crónicas, que sufren de boca seca o padecen el síndrome de Sjögren tienen más probabilidades de resultar afectados.
Existe una infección vírica contagiosa que afecta a una o ambas glándulas parótidas y se denomina paperas. Sucede con frecuencia durante la infancia, sobre todo en aquellos niños que no están vacunados contra dicha enfermedad.
Cuando la infección es bacteriana, la persona suele presentar fiebre, escalofríos, dolor e hinchazón en la zona. La piel que recubre la glándula se torna roja y caliente, y en algunos casos hay salida de pus a la boca a través del conducto excretor.
4. Mucocele
En el caso de las glándulas salivales menores, es bastante frecuente que ocurra algún daño sobre la estructura glandular o la laceración del conducto excretor. En esos casos se obstaculiza el flujo salival y se produce el aumento del tamaño de la glándula por el acúmulo de saliva.
Esta afección, denominada mucocele, es habitual en las glándulas salivales menores que se encuentran sobre la mucosa labial. Suelen originarse por mordeduras accidentales del labio.
Se manifiestan como un bulto pequeño, blando y azulado en el labio que puede ocasionar ligeras molestias. Al cabo de unas semanas, suele remitir de manera espontánea.
5. Inflamación de las glándulas salivales
La inflamación de las glándulas salivales ocurre como consecuencia de varias de las afecciones que ya hemos mencionado. Es que cuando el tejido glandular se ve alterado, responde a través de una respuesta inflamatoria.
Las manifestaciones de la inflamación son el aumento del tamaño de la zona afectada y el dolor. El cuadro se acompañará de otros síntomas, según la causa que dé origen a la afección.
La diabetes, el alcoholismo y el tabaquismo suelen generar inflamación de las glándulas salivales. Sobre todo se afectan las menores, que se localizan en la zona del paladar, observándose de mayor tamaño y con una coloración rojiza característica.
6. Tumores
Los tumores de las glándulas salivales son crecimientos ocasionados por la proliferación del tejido que las conforma. Son poco frecuentes y pueden localizarse tanto en las glándulas principales como en las menores.
La mayoría de las veces son procesos benignos. Se suelen manifestar como un aumento de tamaño en la zona que no duele.
De todos modos, existe la posibilidad de que se desarrollen tumores malignos. Estos últimos crecen de manera más rápida, invaden otros tejidos, pueden doler o no y ocasionan la pérdida de movilidad del lado de la cara afectada.
El tratamiento de estos tumores suele consistir en su extirpación quirúrgica. En el caso de que se trate de neoplasias malignas, puede ser necesaria alguna terapéutica adicional.
El tratamiento de los tumores de las glándulas salivales suele consistir en una cirugía para extirpar la lesión. Las personas que presentan cáncer de glándulas salivales pueden necesitar abordajes adicionales.
Prestar atención a las glándulas salivales
Los problemas en las glándulas salivales alteran la producción salival. Esto afecta las funciones normales de la boca y aumenta el riesgo de otras patologías. Las caries, la pérdida de piezas dentarias y las infecciones son más frecuentes cuando la cavidad oral está seca.
Es oportuno realizar una consulta precoz con un profesional de la salud si se presentan síntomas como aumentos de tamaño y dolor en la cavidad bucal o la cara. También si hay sensación de boca seca, mal sabor o dificultad para masticar o tragar.
Una consulta oportuna permite obtener un diagnóstico preciso a tiempo y así poder actuar en consecuencia. Existen diversas opciones de tratamiento según la naturaleza de la afección.
Tomar abundante agua, mantener la boca limpia y realizar controles médicos y odontológicos periódicos ayudan a mantener la producción adecuada de saliva. Ocuparse de las glándulas salivales permite mantener la cavidad bucal saludable y lubricada.