Otoscopia: preparación y posibles complicaciones
La otoscopia es una prueba sencilla que permite estudiar posibles infecciones, daños en la membrana timpánica y tapones de cerumen. Te explicamos cómo se realiza.
La otoscopia es una de las pruebas más empleadas, tanto en otorrinolaringología como en una consulta de atención primaria. Sirve para examinar la porción más externa del oído, desde la oreja hasta la membrana timpánica.
Esto es muy útil, debido a que las patologías del oído, como las infecciones, son muy frecuentes en la población general. Lo mismo ocurre con los tapones de cera o incluso las perforaciones timpánicas.
La ventaja de la otoscopia es que es una prueba rápida, sencilla e inocua. Por ello, en este artículo te explicamos cómo se realiza, cuáles son sus tipos y para qué puede servir.
¿Qué es una otoscopia?
La otoscopia, como hemos señalado en la introducción, es un procedimiento que permite estudiar el oído externo y la membrana timpánica. Este término deriva del griego otos que significa ‘oído’ y skopein que significa ‘examinar’.
Según explica un artículo de Pediatría Integral, la otoscopia también ayuda a valorar el oído medio. Esto se debe a que, aunque no se adentra en dicha cavidad, permite observar si hay secreciones en su interior. También comprueba si el tímpano está perforado y, en ese caso, cómo está la mucosa del oído medio.
Para realizar una otoscopia se utiliza un instrumento llamado otoscopio. Es un aparato que tiene un grosor de 2 centímetros y un cabezal hueco desechable. Los cabezales pueden ser de diferentes diámetros para adaptarlos mejor a cada paciente.
El cabezal del otoscopio tiene una lente transparente que permite visualizar el interior del oído. Además, posee una luz propia para poder iluminar el canal auditivo. Lo cierto es que, en la actualidad, existen diferentes formas.
No obstante, todos ellos tienen esa estructura más o menos similar. En una otoscopia también se puede emplear un microscopio o un endoscopio. Son aparatos con los que se obtiene una imagen más definida.
¿Por qué se realiza esta prueba?
La otoscopia es una prueba sencilla e indolora que tiene gran utilidad. Como señalamos, cualquier médico puede realizar este examen. No obstante, es más común que se concrete en una consulta de otorrinolaringología, pediatría o atención primaria.
En pediatría es algo muy frecuente, debido a que los niños tienden a sufrir patologías en relación con el oído. Por ejemplo, son habituales las infecciones.
Según explican los especialistas de Centro Auditivo Valencia, una de las principales indicaciones es valorar la integridad del tímpano. La perforación puede aparecer por numerosos motivos, como el uso de bastoncillos para los oídos o un tumor.
Además, la otoscopia permite observar la presencia de tapones de cera, que son muy frecuentes. Los tapones pueden hacer que la capacidad auditiva disminuya. Hay personas que tienen cierta predisposición a padecerlos. Esto se debe a que generan más rápido el cerumen de lo que lo eliminan.
Cualquier otra alteración que afecte al oído externo puede valorarse con la otoscopia. Por ejemplo, la presencia de alguna lesión o un cuerpo extraño, como un insecto. También sirve para detectar tumores, como el colesteatoma.
Cómo se realiza una otoscopia
Para realizar una otoscopia es importante haber hablado antes con el paciente y conocer sus síntomas y las posibles molestias. Además, hay que explorar el oído y toda la zona antes de comenzar la prueba en sí misma.
Cuando se sospecha una infección, lo ideal es comenzar la otoscopia por el oído sano. Suele ser aquel que no duele ni produce otros síntomas. De esta manera, se evita que la infección pase de un oído a otro por la propia exploración.
Por otra parte, en estos casos también se recomienda cambiar el cabezal desechable del otoscopio. Debemos tener en cuenta que la mayoría de las infecciones del oído externo producen dolor. Por eso hay que intentar ser cuidadosos a la hora de realizarla.
En los adultos hay que tirar de la oreja hacia atrás y hacia arriba. Una vez hecho este gesto, se introduce el otoscopio y se observa el interior. En los niños, por el contrario, hay que traccionar hacia atrás y hacia abajo.
Hay que fijarse en todo el conducto auditivo externo. Es importante comprobar si hay lesiones, tapones de cera, si el color de la mucosa es normal. Después hay que estudiar la membrana timpánica; si está integra, cómo es su color y la transparencia.
¿Qué tipos existen?
La otoscopia, en la actualidad, puede realizarse de diferentes formas, en función del paciente y de lo que se desee estudiar. Según explica un estudio de la Asociación Española de Pediatría, se distinguen dos tipos principales de otoscopia: la pediátrica y la neumática.
La otoscopia pediátrica es la indicada para los niños. Los infantes tienen un conducto auditivo más corto que los adultos. Además, su diámetro también es menor, por lo que el aparato debe ser más pequeño.
Por otra parte, la angulación de la membrana timpánica es diferente a la del adulto. Por eso, cuando se realiza la otoscopia, se debe tirar del pabellón auditivo hacia abajo y hacia atrás. Si recordamos, en los adultos era hacia arriba.
La otoscopia neumática sirve para evaluar la membrana timpánica y el oído medio. Tiene un dispositivo que se encaja en el conducto auditivo externo para hacer que se vuelva hermético. De esta manera, varía la presión en el oído.
Así se puede comprobar si la membrana timpánica se mueve o no, para ver si existe alguna perforación o lesión en la misma. Es una prueba algo más desagradable que la normal, pero resulta de gran utilidad.
Tipos de otoscopio
En la actualidad existen múltiples tipos de otoscopios que permiten que la prueba sea cada vez más precisa y sencilla de realizar. El más empleado es el otoscopio eléctrico. Es el que permite iluminar el interior del conducto auditivo externo gracias a una fuente de luz halógena.
Esta luz tiene una intensidad superior a una bombilla normal, por lo que la observación es muy nítida. Está conectado a un enchufe.
Por otra parte, encontramos el otomicroscopio. Es un tipo de aparato que posibilita una otoscopia más concreta. Se suele emplear para los casos en los que se requiere cirugía o para estudiar tumores.
El videotoscopio es un otoscopio normal que consta de una pequeña cámara de vídeo en su extremo. De esta forma, se puede visualizar la imagen de forma simultánea en una pantalla para aumentarla.
Posibles complicaciones de la otoscopia
La otoscopia es una prueba sencilla que no suele conllevar complicaciones. Sin embargo, hay ciertos riesgos que es importante tener presentes.
Uno de ellos es el hecho de que se traslade la infección de un oído a otro por utilizar el mismo cabezal del otoscopio. Por eso, como hemos señalado al principio, se recomienda iniciar la exploración en el oído sano o cambiar el cabezal.
También es posible que, tras la otoscopia, haya algunas molestias o dolor en la zona. En casos muy raros, se puede incluso producir la perforación del tímpano. No obstante, es muy poco frecuente.
La otoscopia es una prueba rápida y sencilla
La otoscopia es una prueba que se realiza con mucha frecuencia en medicina. El paciente no requiere ningún tipo de preparación previa. Además, se tarda poco tiempo y no suele causar complicaciones.
Debemos recordar que la otoscopia sirve para diagnosticar numerosas patologías auditivas. Por ejemplo, permite observar perforaciones timpánicas, tapones de cera, infecciones y cuerpos extraños.