Pericarditis: síntomas, causas y tratamiento
Los síntomas de la pericarditis son muy similares a los de un ataque al corazón. Sin embargo, en una gran cantidad de casos, este problema se resuelve por sí solo y únicamente requiere de analgésicos comunes. Solo en pocas ocasiones exige medidas de mayor envergadura.
La pericarditis es la inflamación del pericardio. El pericardio, a su vez, es una membrana en forma de saco que rodea al corazón. Esta membrana tiene dos capas y entre ambas hay un pequeño volumen de líquido, que sirve como lubricante y hace que las dos capas se deslicen entre sí, sin causar problemas.
Cuando tiene lugar la pericarditis, aumenta el volumen del líquido. Eso puede llegar a taponar el corazón, impidiendo su funcionamiento. Sin embargo, en la mayoría de los casos no hay mayores problemas y mejora sin necesidad de tratamiento. Los casos más graves exigen medicamentos y solo en contadas ocasiones, una cirugía.
La pericarditis afecta principalmente a hombres de entre 20 y 50 años de edad. En los casos en los que sea imposible tratarlo, se puede extirpar el pericardio sin que esto genere consecuencias de consideración.
Tipos de pericarditis
Básicamente, existen dos tipos de pericarditis: aguda y crónica. Veamos las características de cada una de ellas:
- Pericarditis aguda. Se caracteriza por su inicio súbito. Dura menos de seis semanas y, con relativa frecuencia, genera derrames pericárdicos. Tiene síntomas similares a los de un ataque al corazón. Solo un pequeño porcentaje de pacientes tiene recaídas.
- Pericarditis crónica. Surge como consecuencia de un engrosamiento del pericardio o de una acumulación de líquido. Dura más de seis semanas y puede provocar insuficiencia ventricular derecha, es decir, edemas en la zona abdominal, zona pretibial y tobillos.
La pericarditis crónica tiene lugar cuando previamente se forma un tejido fibroso alrededor del corazón. Este tejido comprime ese órgano y aumenta la presión en las venas que llevan la sangre hasta él. Esto hace que el líquido del pericardio se estanque y, en su intento por salir, termine acumulándose en otras partes del cuerpo.
Causas de la pericarditis
En el 80 % de los casos es imposible establecer la causa de la pericarditis. Sin embargo, es muy frecuente que su origen esté asociado con algún tipo de infección. Lo más común es que se trate de una infección viral. En menor medida, hay una infección bacteriana de base y solo muy rara vez se trata de una infección por hongos.
Así mismo, hay muchos casos en los que la pericarditis aparece asociada con alguna de las siguientes enfermedades:
- Enfermedades por autoinmunidad.
- Cáncer, incluyendo leucemia.
- SIDA.
- Insuficiencia renal.
- Hipotiroidismo.
- Tuberculosis.
- Fiebre reumática.
En otros casos, el antecedente inmediato es un ataque cardiaco o una cirugía cardiaca, así como un traumatismo en la zona torácica. A veces, la pericarditis está relacionada con una inflamación del miocardio, con la práctica de radioterapia en el tórax o con el uso de algunos fármacos.
Síntomas y diagnóstico
El síntoma típico de la pericarditis aguda es un dolor intenso y punzante en la zona del pecho. Se siente al lado izquierdo y por detrás del esternón. Sin embargo, también hay muchas personas que solo experimentan un dolor leve y constante. Otros reportan sentir una presión en el pecho, con una intensidad variable.
Muchas veces, el dolor también se siente en el hombro izquierdo y el cuello. La molestia se hace más intensa al momento de toser, inhalar profundamente o al acostarse. En cambio, logra diluirse un poco al estar sentado e inclinarse un tanto hacia adelante.
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En la pericarditis crónica, el dolor en el pecho también suele ser el síntoma predominante. Además, tanto en esta como en la aguda pueden aparecer otros síntomas como:
- Palpitaciones cardiacas.
- Fiebre leve.
- Tos.
- Inflamación en las piernas.
- Sensación de mareo.
- Náuseas.
- Debilidad.
- Fatiga.
Tratamiento de la pericarditis
Los casos más leves de pericarditis suelen resolverse por sí solos. Sin embargo, una vez detectada la pericarditis, la mayoría de las veces se inicia un tratamiento con fármacos. Por lo general, se recetan analgésicos de uso común para manejar el dolor y reducir la inflamación.
También es posible que se recete Colquicina, la cual reduce la inflamación y previene los episodios recurrentes. Sin embargo, este fármaco no es seguro para quienes padezcan de enfermedades hepáticas o renales, o para quienes tomen ciertos medicamentos.
Cuando no hay respuesta a esos fármacos, la medida a seguir suele ser ordenar corticoesteroides. Si la causa de la pericarditis es una infección bacteriana, lo usual es que se receten antibióticos para tratarla.
En los casos más graves, especialmente si hay sospecha de taponamiento cardiaco, lo adecuado es hacer un drenaje, mediante un procedimiento de pericardiocentesis. Rara vez es necesario acudir a la pericardiectomía, o extirpación definitiva del pericardio.