¿Qué es la amniocentesis y cuáles son sus riesgos?
La amniocentesis es una prueba médica que se realiza durante el periodo de embarazo para estudiar al feto y su evolución. Así, se puede comprobar la existencia de enfermedades congénitas o hereditarias incluso antes del nacimiento del bebé. Generalmente se lleva a cabo entre las semanas 16 y 22 del embarazo, aunque este periodo puede variar.
Asimismo, durante la prueba se extrae una pequeña muestra de líquido amniótico procedente del saco amniótico. Esta bolsa rodea al feto y se encuentra a su vez dentro de la cavidad uterina de la madre. Gracias a esta muestra obtenida, se pueden analizar en laboratorio las células que forman al feto y sus sustancias químicas.
Casos en los que se realiza la amniocentesis
- Detectar una infección dentro del útero de la madre.
- Identificar el género del futuro bebé y su factor Rh. Se trata de una proteína que puede aparecer o no en la superficie de los glóbulos rojos del sujeto (signo positivo y negativo, respectivamente).
- Comprobar el grado de maduración de los pulmones del feto a finales del tercer trimestre. En este caso se realiza principalmente en mujeres que vayan a tener un parto prematuro o antes de lo planeado.
- Estudio y detección de enfermedades cromosómicas, malformaciones fetales, etc. Por ejemplo, el síndrome de Down o la espina bífida.
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Preparación y procedimiento
No existen pautas específicas antes de hacer esta prueba de corta duración. Sin embargo, es muy importante comunicar al equipo médico los medicamentos que suela consumir y las enfermedades que padezca en el momento. Tampoco hace falta que la embarazada ayune.
Generalmente, la paciente puede marcharse a casa una vez finalizando el procedimiento.
Para realizar este examen médico de forma correcta es necesario seguir una serie de pasos o pautas. Por tanto:
- Se colocará a la paciente sobre una camilla tumbada boca arriba y se le descubrirá la zona que comprende al abdomen.
- A continuación, se aplica una pequeña cantidad de gel especial sobre la zona para obtener la ecografía que guiará al equipo médico.
- Seguidamente se limpia con un antiséptico la zona en la que se llevará a cabo la punción. En raras ocasiones también se aplica anestesia local, puesto que el diámetro reducido de la aguja reduzca en gran medida la molestia.
- Finalmente, se introduce la aguja con ayuda del ecógrafo y se obtiene una muestra del líquido amniótico. Asimismo, la cantidad de líquido varía en función del objetivo específico de la prueba.
- Se pone un pequeño apósito en la zona y es recomendable evitar las actividades físicas intensas (cargar objetos pesados, correr etc.). El líquido amniótico extraído se regenerará en un periodo reducido de tiempo.
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Riesgos de la amniocentesis
Al llevar a cabo esta prueba es posible que el paciente y el feto sufran una serie de alteraciones adversas o inesperadas. Entre ellas podemos incluir:
- Dolor o molestia en la zona de la punción durante y después del procedimiento. Asimismo, es posible que este área corporal se irrite levemente tras el examen. Normalmente esta es la complicación más frecuente entre los sujetos que deciden utilizar este procedimiento.
- Sangrado o hemorragia en la vagina.
- Pérdida de líquido amniótico a través de la vagina.
- Aborto. Por norma aparece en 1 de cada 300 o 500 casos clínicos en los que se ha realizado esta prueba.
- Punción del feto o del cordón umbilical. En tal caso los daños o lesiones pueden variar considerablemente en función de la localización y la gravedad del pinchazo.
- Problemas en la compatibilidad sanguínea si la madre posee un Rh negativo y el feto Rh positivo.
- Infección en la cavidad uterina.
- Transmisión de enfermedades de la madre al feto. Por ejemplo, la hepatitis C o el VIH aunque también puede darse en otro tipo de infecciones.
De cualquier modo, la probabilidad de sufrir complicaciones es baja si se siguen las recomendaciones del equipo médico. Solo está indicada para aquellas embarazadas que estén dispuestas a abortar si el estudio cromosómico revela la presencia de alguna patología en el feto.
En resumen…
La amniocentesis es una prueba diagnóstica muy fiable. Dado que se trata de una cuestión voluntaria, la paciente deberá sopesar los pros y contras y comunicar su decisión al ginecólogo, siempre informada correctamente del procedimiento.