¿Qué es la enfermedad por arañazo de gato y cómo se detecta?
La enfermedad por arañazo de gato es una patología de rara presentación que no suele provocar graves problemas. Solo entre el 5 % y el 14 % de los casos pueden complicarse. ¿Quieres saber más al respecto?
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La enfermedad por arañazo de gato es una patología de naturaleza infecciosa, causada por bacterias del género Bartonella. Según el portal Manual MSD, el 99 % de los pacientes con esta enfermedad informan haber estado en contacto reciente con gatos. Se trata de un trastorno leve que suele remitir de manera espontánea en la mayoría de los casos.
Como dato de interés, es esencial recalcar que en países como EE. UU hasta el 50 % de los felinos domésticos tienen anticuerpos para esta bacteria. Esto significa que presentan la enfermedad —aún siendo asintomáticos— o que la han pasado en algún momento. Si quieres saber todo sobre la enfermedad por arañazo de gato, continúa leyendo.
¿Qué es la enfermedad por arañazo de gato?
Según estudios médicos, la enfermedad por arañazo de gato se define como un proceso infeccioso caracterizado por una linfadenopatía regional autolimitada, es decir, una inflamación de los ganglios linfáticos. El agente etiológico principal es la bacteria Bartonella henselae y el vector de transmisión el gato doméstico.
El portal inglés ContagionLive estima que esta enfermedad causa la hospitalización en 0,6 de cada 100 000 niños —el grupo más proclive—, aproximadamente. Por lo tanto, estamos ante una patología de relevancia clínica bastante baja. En el año 2013 se calculó que se daban un total de 4 casos por cada 100 000 personas en EE. UU.
¿Cómo se puede infectar un gato?
Folletos informativos de índole veterinaria nos indican que existen un total de 22 especies del género Bartonella, de las cuales 3 pueden llegar a contagiar a los gatos. En Europa, la prevalencia de anticuerpos —signo de haber pasado la infección— en los felinos varía del 8 % al 53 %. Por suerte, la mayoría de los gatos parasitados no presentan ningún síntoma.
Bartonella henselae, el agente etiológico más común, se transmite sobre todo a través de las heces de las pulgas de los gatos, pues se cree que el microorganismo sobrevive en las deposiciones de este invertebrado por hasta 9 días. Estas heces acaban en la parte interior de la uña del gato y el felino transmite la bacteria al humano mediante el arañazo.
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Síntomas en humanos
La Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU nos muestra los signos clínicos principales de la enfermedad por arañazo de gato en humanos. Entre ellos, encontramos los siguientes:
- Aparición de una ampolla en el sitio de la lesión. Por lo general, este suele ser el primer signo clínico.
- Fatiga.
- Fiebre. No se da en todos los casos.
- Dolor de cabeza.
- Inflamación de los ganglios linfáticos (linfadenopatía). Este evento se produce cerca de la mordedura o el arañazo del gato.
- Malestar general.
Posibles complicaciones
Por desgracia, es posible que también se den otras complicaciones en el paciente. Aunque estas solo se manifiesten del 5 % al 14 % de las veces, es necesario mencionarlas:
- Síndrome de Parinaud ocuglandular: enrojecimiento de la conjuntiva ocular, sensación de cuerpo extraño y lagrimeo continuo. Sucede cuando la bacteria ingresa en el cuerpo por el párpado y se da en el 6 % de los infectados.
- Manifestaciones neurológicas: encefalopatía, convulsiones, mielitis, paraplejia, artritis cerebral y otros eventos. Se da en el 2 % de los pacientes.
- Enfermedad granulomatosa hepatoesplénica: aparición de granulomas —lesiones circunscritas— en el hígado. Ocurren en menos del 1 % de los pacientes.
Diagnóstico
El diagnóstico suele ser claro: si a las dos semanas de haber estado en contacto con un gato que te ha arañado presentas los ganglios linfáticos inflamados, es muy probable que estés infectado con Bartonella. Además, entre 3-10 días después del accidente con el felino suele aparecer la ampolla ya descrita en la zona de la herida.
La confirmación de la enfermedad suele hacerse por pruebas de anticuerpos o amplificación del ADN de la bacteria en una muestra del paciente, es decir, una PCR. Si se sospecha de un cáncer y no de una infección, el especialista puede optar por realizar una biopsia del tejido de los ganglios inflamados.
Tratamiento de la enfermedad por arañazo de gato
Tal y como indica la revista Anales de Pediatría, casi todos los casos de enfermedad por arañazo de gato se solucionan por sí solos y no se requiere un tratamiento específico. Por otro lado, si la infección se diseminara por el cuerpo del paciente habría que recurrir al uso de antibióticos, como la rifampicina y la gentamicina.
En los casos que no son graves también se pueden optar por ciertos tratamientos. Por ejemplo, si el paciente presenta un nódulo linfático inflamado, y este está lleno de pus, el médico puede optar por realizar un drenaje para aliviar sus síntomas. Aun así, la linfadenopatía desaparece tras 2 o 4 meses sin ningún tratamiento.
¿Cuándo visitar a un médico?
Una linfadenopatía es siempre un motivo de visita al médico. Si tu hijo o tú mismo tiene una inflamación o una molestia en los ganglios linfáticos, es primordial acudir donde un especialista con presteza, pues siempre es mejor prevenir que curar.
En 2/3 de los casos las linfadenopatías se producen por infecciones víricas y bacterianas, por lo que será el profesional sanitario el que decida si el paciente requiere un tratamiento o no.
Estas inflamaciones linfáticas también pueden deberse a enfermedades autoinmunes, procesos cancerígenos y otros eventos, si bien estos son menos comunes.
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¿Qué hay que recordar sobre la enfermedad por arañazo de gato?
Como acabas de ver, la enfermedad por arañazo de gato es una patología de presentación bastante escasa que, además, suele solucionarse por sí sola a lo largo del tiempo. Es sobre todo común en niños, pues suelen ser las personas que menos cuidado tienen a la hora de manejar animales domésticos.
De todas formas, nunca está de más tomar ciertas precauciones. La mejor prevención siempre será respetar a los felinos domésticos y aprender a leer sus señales corporales, pues un gato que no se siente amenazado no tiene ningún motivo para arañar a un ser humano.