Tialismo: todo lo que debes saber
El exceso de producción de saliva es normal hasta los 18 meses de edad, a partir de entonces se considera patológico.
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En circunstancias normales, el ser humano produce entre un litro y litro y medio de saliva al día. Cuando la secreción es mayor que esta cantidad se considera un problema patológico; así como cuando la saliva fluye por fuera de la cavidad bucal. A esta patología se le denomina tialismo o también, sialorrea, hipersalivación, babeo crónico, entre otros.
Algunos aspectos sobre la saliva
La saliva es un líquido transparente y viscoso que cumple importantes funciones dentro de nuestro organismo. Por norma general, ayuda a masticar y a tragar o deglutir los alimentos y bebidas que consumimos a diario.
Por otra parte, contiene ciertas enzimas (un subtipo de proteínas muy especializadas) que comienzan a degradar algunas sustancias como los glúcidos. También posee otros componentes químicos que atacan a los microbios que la comida pueda contener, protegiendo a nuestro cuerpo de infecciones.
Normalmente, la saliva es producida en las glándulas salivales, que pueden ser mayores o menores. Las mayores o principales corresponden a tres pares de glándulas: parótidas (por detrás de las orejas), sublinguales (por debajo de la lengua) y submandibulares (próximas al maxilar inferior).
Síntomas del tialismo
Aparte de la sobreproducción de saliva característica de la enfermedad, podemos señalar otras alteraciones. Entre ellas se podrían mencionar las siguientes:
- Náuseas y vómitos.
- Formación de grietas en los labios y descamación de los mismos.
- Dermatitis facial. Aparece como consecuencia del reflujo de saliva contra la sensible piel.
- Halitosis (mal aliento). La presencia excesiva de la saliva desencadena un mal olor en el paciente.
- Cansancio en la deglución. El individuo debe tragar continuamente la saliva, produciendo una fatiga en los músculos que intervienen en la acción.
Causas
El tialismo aparece como consecuencia de una serie de factores que implican una situación especial en el requerimiento de la producción de saliva:
- Aparece en los primeros meses del embarazo, pero tiene a desaparecer por sí solo al finalizar el segundo trimestre.
- Trastornos neurológicos. Por ejemplo el párkinson, la esclerosis lateral amiotrófica, accidentes cerebrovasculares, etc. Algunas enfermedades pueden afectar a los sistemas nerviosos simpáticos y parasimpáticos. Ellos controlan la producción de saliva y, si se alteran, esta acción puede verse modificada.
- Formación de los dientes de leche en los niños pequeños. Se realiza una sobreproducción de saliva para colaborar con la cicatrización de las encías y calmar las molestias.
- Ciertos medicamentos. Podemos citar algunos antipsicóticos y otros fármacos para tratar enfermedades como el alzhéimer. En este caso, la sialorrea se produce como un efecto secundario de su uso de ciertos fármacos.
- Intoxicación. Por norma general este síntoma aparece en el envenenamiento por mercurio, cobre, insecticidas y ciertos gases. También se relaciona con la intoxicación de otros metales pesados.
- Enfermedades del aparato digestivo. Por ejemplo, incluimos infecciones bucales, alteraciones en el páncreas o en el hígado o reflujo gastroesofágico.
El exceso de saliva se puede comprobar mediante un examen físico por el equipo médico correspondiente. Asimismo, se pueden realizar otras pruebas para averiguar cuál es la enfermedad subyacente de este problema.
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Tratamiento del tialismo
Aunque no es una enfermedad grave, sí es bastante incómoda para el paciente, por ello, es necesario tratarla. Para ello, se suele recurrir al uso de ciertos medicamentos, como el sulfato de atropina, que es utilizado para reducir el reflujo de saliva del paciente.
Dicho medicamento es conocido por su acción de bloqueo sobre los estímulos nerviosos que van hasta los nervios y las glándulas. En situaciones de intoxicación, aparece bloqueo del sistema nervioso parasimpático. Los síntomas típicos son el estreñimiento, delirium tremens y coma en los casos más graves.
Por otra parte, se pueden llevar a cabo ciertas intervenciones quirúrgicas. El objetivo de estas es modificar la glándula afectada y disminuir la producción de saliva. Lo más común es extirparla o bloquear los conductos que transportan la saliva hacia la cavidad bucal.
Otras recomendaciones incluyen mantener una dieta adecuada o la utilización de ciertos aparatos bucales.