“También tenemos que pensar que estamos en un estado mucho más sedentario que el habitual en el que no hay mucho gasto energético y no nos podemos dar muchos más gustos de los que nos gustaría -continuó Ponce-. Si bien es difícil encontrar ese equilibrio entre gratificarnos y nutrirnos correctamente creo que tenemos que aprovechar esta situación en la que no hay mucha vida social para elegir los alimentos más correctos, para no estar tentados y aportar en lo cotidiano frutas y verduras frescas en las dos comidas, proteínas y grasas de buena calidad, abundante líquido y tratar de evitar los alimentos industrializados, ultra procesados, con azúcares y aditivos que van a generar más ansiedad, que no nos nutren y al mismo tiempo promueven un estado inflamatorio que va a ser negativo para la salud”.
Para ella, “si bien las gratificaciones hoy en día son acotadas porque no se puede estar con la familia, con los amigos, haciendo deporte o los hobbies que promuevan gratificación, se debe evitar compensar eso con recompensas alimenticias”. “Podemos darnos gustos obviamente, tener momentos en los que el placer de la comida sea satisfactorio y sea medido, pero propongo sacarse el concepto ‘dieta’ sino pensar en una alimentación correcta para cada momento y quizá este sea momento de hacer foco en la calidad de alimentos que ingerimos y no restringirse en cantidades”.
Romano, que en su cuenta de Instagram @integralnutricion comparte tips y recetas para comer sano, destacó: “Lo importante es tener en cuenta que esta situación no es parte de nuestro hábito, entonces si aumentamos de peso porque estamos todo el día en casa, tenemos más tiempo para comer, estamos más ansiosos, nos movemos menos, debemos saber que es algo que ojalá sea pasajero y en un tiempo vuelva a la normalidad y cuando los hábitos vuelvan a ser los de antes y volvamos a estar más activos y tengamos más tiempo fuera de casa seguramente se acomodará”.
“Por el contrario, mucha gente logró bajar de peso en la cuarentena porque está cocinando y comiendo más sano, más ordenado y eso también hay que tenerlo en cuenta -señaló Romano-. Me parece que también es interesante saber que se puede comer más sano, más casero y sobre todo aprovechar para generar hábitos de horarios y no saltarte ninguna comida, que cuando uno está en la vorágine laboral es más difícil”.
Para el momento de los “permitidos”, ella usa una regla que permite comer sano y darse los gustos, que es “la regla del 80/20”. “Me propongo comer sano, medido y controlado la mayor parte del tiempo, pero no todo el tiempo porque sabemos que es insostenible; entonces ese 20% nos permite más flexibilidad, disfrutar de esas comidas que comemos únicamente por placer y por gusto, que sabemos que nutricionalmente no están bien pero que tienen que ver con la vida social, que aunque ahora no sea social generalmente pasa que el fin de semana tenemos ganas de comer algo diferente, darnos un gusto”, comenzó a explicar. Y continuó: “Yo le digo el merecido 20%, que si lo calculamos en cantidad de comidas, y tenemos en cuenta que la semana tiene 28 comidas (desayuno, almuerzo, merienda y cena por siete días) el 20% son cinco comidas, lo cual es un montón y son momentos que podemos aprovechar para disfrutar un poco más comiendo algo rico, comiendo un postre, una comida que no sea tan sana pero que nos gusta y de esa manera podemos lograr un equilibrio que siempre va a ir a favor de lo saludable”.