Beneficios del té negro según la evidencia científica
A lo largo de los años, los beneficios del té negro se han documentado en una amplia variedad de estudios. Debido a su abundante concentración de antioxidantes —sobre todo de polifenoles—, su ingesta se ha vinculado a efectos positivos tanto para la salud cardíaca como para el metabolismo, el sistema digestivo y el cerebro.
En particular, esta variedad de té se obtiene a través de un proceso de marchitamiento, enrollado, oxidación y secado de las hojas de la planta Camellia sinensis. Su sabor es más fuerte que otros tés obtenidos de esta especie (como el té verde y el té oolong) y también se destaca por contener más cafeína (entre el 2 % y 4 %).
Si bien no se trata de un tratamiento de primera elección contra las enfermedades, sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, antidiabéticas y antitumorales ayudan a mantener el bienestar. Te contamos en detalle para qué se recomienda, cómo se consume y cuáles son sus posibles
10 beneficios del té negro según la ciencia
Desde hace varias décadas, los beneficios del té negro han sido un tema de interés para los científicos. Su concentración de compuestos activos ha exhibido una amplia variedad de efectos positivos en la salud.
Se ha determinado que contiene lo siguiente:
- Ácidos fenólicos.
- Minerales (calcio, cromo, magnesio, hierro, potasio o fósforo).
- Flavonoides (tearubiginas, teaflavinas y catequinas).
- Aminoácidos (L-teanina).
- Vitaminas (A, C y K).
- Cafeína.
Justamente, debido a esta composición, se le atribuyen varias propiedades medicinales. Para ser más exactos, se valora por su capacidad para combatir la inflamación, aumentar el estado de alerta, inhibir los efectos del estrés oxidativo y prevenir el daño celular.
Los flavonoides, principales compuestos antioxidantes del té negro, tienen un impacto positivo en la salud cardíaca. Esto se debe en gran medida a que inciden en la regulación de los procesos inflamatorios y la prevención del daño oxidativo.
Respecto a esto, un metaanálisis compartido a través de Advances in Nutrition informó que por cada taza de té que se consume a diario, hay una disminución del 4 % de muerte por enfermedad cardíaca y del 2 % en el riesgo de ataque cardíaco.
Asimismo, se observó que reduce en un 4 % el riesgo de accidente cerebrovascular y un 1,5 % el riesgo de muerte por todas las causas. Al final, se determinó que incluirlo en un patrón dietético saludable puede reducir las probabilidades de enfermedad cardiovascular y mortalidad entre los adultos.
Otro estudio prospectivo divulgado en la revista Heart reveló que el consumo diario de té ayuda a reducir las probabilidades de cardiopatía isquémica y el riesgo de eventos cardiovasculares relevantes, como el ataque cardíaco.
La cardiopatía isquémica tiene lugar cuando las arterias se obstruyen e impiden —de manera parcial o completa— que se suministre sangre al músculo cardíaco.
A su vez, un ensayo controlado aleatorizado publicado en Preventive Medicine concluyó que el té negro —ingerido dentro de una dieta normal— coadyuva en la disminución de los factores de riesgo cardiovascular independientes, como la glucosa alta y las alteraciones en el perfil lipídico.
2. Colesterol alto
Relacionado con el punto anterior, hay que destacar que el té negro se vincula con la disminución de los niveles de colesterol malo (LDL). La acumulación de este lípido en las arterias está relacionado con la insuficiencia cardíaca y el accidente cerebrovascular.
Una revisión de estudios compartida en Clinical Nutrition detalla que la ingesta de este té ayudó a disminuir la concentración sérica de este tipo de colesterol, sobre todo en personas con mayor riesgo cardiovascular.
Por su parte, un estudio en ratas revelado en Lipids in Health and Disease detalla que la teaflavina y las terubiginas —dos flavonoides presentes en el té negro— tienen potencial para abordar enfermedades asociadas al estrés oxidativo, como la hipercolesterolemia y la hiperglucemia.
Aun así, los resultados de las investigaciones son mixtos. En un ensayo controlado aleatorizado, el consumo diario de 5 tazas de té negro al día no cambió de forma significativa el perfil de lípidos en personas con hipercolesterolemia límite.
3. Presión arterial alta
Continuando con los beneficios del té negro para la salud cardiovascular encontramos efectos interesantes en la disminución de la presión arterial alta. En un metaanálisis divulgado en Food & Function, los pacientes que tomaron un suplemento de té negro presentaron una reducción significativa de la presión arterial sistólica en comparación con el grupo de control.
Efectos similares se observaron en una investigación compartida en Complementary Therapies in Medicine , que reveló que la ingesta regular de té ayudó a disminuir la presión arterial sistólica en 4,81 mm Hg y la presión arterial diastólica en 1,98 mm Hg en personas con hipertensión.
Por su contenido de flavonoides, el té negro tiene beneficios para las personas con hipertensión. Sin embargo, su ingesta debe hacerse en el marco de una dieta saludable.
4. Salud intestinal
Consumir té negro de manera regular también es una forma de cuidar la salud intestinal. Para ser más precisos —y según lo recopila una revisión en Critical Reviews in Food Science and Nutrition— los polifenoles ayudan a modular la función de la barrera intestinal, además de favorecer el equilibrio de la microbiota.
El té negro (abundante en polifenoles) parece promover el crecimiento de bacterias intestinales buenas, a la vez que inhibe la actividad de las bacterias perjudiciales.
Otra revisión de estudios compartida en la revista Nutrients destaca que el té negro, al igual que otras variedades de té derivadas de la especie Camellia sinensis, tienen actividad prebiótica debido a su aporte de polifenoles. De este modo, modula la proporción de los tipos de bacterias intestinales y, de paso, coadyuva en la pérdida de peso.
Al modular la función de la barrera intestinal y promover el crecimiento de bacterias saludables, el té negro contribuye al fortalecimiento de la función inmunitaria. Aun así, son necesarios estudios más amplios.
5. Concentración y rendimiento cognitivo
El té negro contiene hasta un 4 % de cafeína y un aminoácido llamado L-teanina. Ambas sustancias estimulantes se relacionan con un aumento de la concentración mental y un mejor estado de alerta. Esto explica por qué algunas personas manifiestan sentir más energía tras su ingesta.
Sobre esto, una investigación divulgada en la revista Nutrients encontró que la suplementación con L-teanina tiene potencial para estimular las funciones cerebrales. Con ello, mejora el enfoque y la memoria, entre otras habilidades cognitivas.
Entre tanto, un pequeño estudio compartido por Clinical Phytoscience determinó que incluso una pequeña cantidad de té negro coadyuva en la mejora del procesamiento cognitivo. La bebida se vinculó a un mejor desempeño de las tareas mentales y una mayor concentración.
6. Glucosa alta
El té negro no es un tratamiento de primera línea para combatir la diabetes. No obstante, incluirlo en el marco de una buena alimentación puede aportar beneficios a los pacientes con esta enfermedad.
Una investigación compartida en Asia Pacific Journal of Clinical Nutrition vinculó su consumo a la disminución de los niveles de glucosa en la sangre posprandial tras una ingesta de sacarosa. En concreto, 24 pacientes con y sin prediabetes tomaron una bebida alta en azúcar seguida de una dosis baja o alta de té negro o un placebo.
En los pacientes que ingirieron té negro —en ambas dosis— se encontró una disminución de los niveles de azúcar posprandial (después de comer) comparado con los que tomaron un placebo. Pese a esto, se requieren estudios más amplios y completos.