¿Qué es un feocromocitoma y cuáles son sus síntomas?
Un feocromocitoma es un tumor poco común que, en la mayoría de los casos, se desarrolla en una de las dos glándulas suprarrenales. Estas son dos pequeñas glándulas endocrinas que se ubican en la parte superior de cada riñón.
Las glándulas suprarrenales contribuyen a crear y distribuir hormonas importantes, como el cortisol y la adrenalina. Inciden en la regulación de funciones decisivas como la presión arterial, la frecuencia cardiaca, la respuesta inmune, el metabolismo, el azúcar en la sangre y el estrés.
Por lo anterior, un feocromocitoma puede generar muchos síntomas complejos que incluyen la hipertensión arterial. Asimismo, en el 10 % de los casos se convierte en cáncer. Un pequeño porcentaje de estos tumores surge en otras partes del cuerpo, como el corazón, la vejiga, el pecho, el cuello o la base del cráneo.
Síntomas relacionados
Aunque los síntomas de un feocromocitoma varían de una persona a otra, en el 60 % de los casos hay hipertensión arterial. Esta puede ser constante o esporádica; en este último caso, se presenta por episodios que duran desde algunos segundos hasta varias horas.
Otros síntomas comunes de un feocromocitoma son los siguientes:
- Dolor de cabeza.
- Palpitaciones.
- Sudoración excesiva.
- Ritmo cardiaco elevado.
- Dolor de estómago y náuseas.
- Palidez y temblores.
- Ansiedad y sensación de fatalidad.
- Azúcar elevada en la sangre.
- Irritabilidad y cambios de humor.
- Pérdida de peso.
También hay personas que no presentan ningún síntoma. De hecho, pueden pasar toda su vida sin saber que tienen este tumor.
Posibles complicaciones
Un feocromocitoma puede afectar el funcionamiento de las glándulas suprarrenales y esto aumenta el riesgo de sufrir una complicación conocida como crisis adrenérgica. Esta tiene lugar cuando las ráfagas de hormonas suprarrenales penetran en el torrente sanguíneo.
Esta condición puede provocar un derrame cerebral o un ataque cardiaco, lo cual pone en riesgo la vida. Los síntomas de una crisis adrenérgica son frecuencia cardiaca muy rápida y presión arterial bastante alta.
Por otro lado, la presión arterial elevada puede causar daños en órganos como los riñones, los tejidos del sistema cardiovascular y el cerebro. Esto, a su vez, podría ocasionar problemas graves como cardiopatías, insuficiencia renal, ceguera o problemas con el nervio del ojo.
No es frecuente, pero estos tumores también corren el riesgo de volverse malignos. Las células cancerosas pueden diseminarse, con mayor frecuencia al sistema linfático, los pulmones, el hígado o los huesos.
Causas y factores de riesgo
La ciencia desconoce la causa exacta por la cual se forma un feocromocitoma. Solo entre un 25 y un 35 % de los casos obedece a factores genéticos. En estos casos, el gen defectuoso se hereda de alguno de los dos padres o se origina por la mutación de un gen en la persona afectada.
Por otra parte, las personas que padecen otros trastornos hereditarios tienen mayor riesgo de desarrollar un feocromocitoma. En esos casos es más probable que el tumor se vuelva maligno. Las condiciones genéticas asociadas son las siguientes:
- Neoplasia endocrina múltiple tipo 2. Este trastorno genera tumores en el sistema endocrino.
- Enfermedad de Von Hippel-Lindau. Otro trastorno que puede generar tumores en distintas partes del cuerpo, incluidas las glándulas suprarrenales.
- Neurofibromatosis 1. Genera tumores en la piel, manchas cutáneas pigmentadas y tumores en el nervio óptico.
- Síndromes de paragangliomas hereditarios. Pueden provocar un feocromocitoma o un paraganglioma.
Los investigadores han establecido que, sin ser las causas del trastorno, hay algunos factores que actúan como disparadores de los síntomas. Son los siguientes:
- Actividad física intensa o parto.
- Anestesia.
- Altos niveles de estrés físico o emocional.
- Consumo de tiramina, una sustancia que está en alimentos envejecidos o fermentados, como los quesos, los vinos o el chocolate.
- Algunos fármacos.
Exámenes de diagnóstico
Para establecer el diagnóstico de un feocromocitoma el médico podría ordenar varios tipos de pruebas, como las que se exponen a continuación.
Análisis de laboratorio
El objetivo es medir los niveles de las hormonas asociadas con las glándulas suprarrenales, como la adrenalina, la noradrenalina o los subproductos de estas. Para ello, se emplean dos tipos de pruebas:
- Prueba de orina de 24 horas. Consiste en recolectar una muestra de orina cada vez que haya micción en un lapso de 24 horas.
- Análisis de sangre. Se extrae la sangre y se analiza en el laboratorio.
Pruebas de imagen
Cuando los análisis de laboratorio sugieren la presencia de un feocromocitoma, lo más probable es que el médico ordene una o varias pruebas de imagen para detectar la presencia del tumor y su localización.
Por lo general, se acude a pruebas como las siguientes:
- Tomografía computarizada.
- Resonancia magnética.
- Imágenes de M-yodobencilguanidina (MIBG).
- Tomografía por emisión de positrones (PET).
El aspecto de un feocromocitoma es muy característico. Es posible que el tumor se detecte cuando se hagan pruebas de imagen por otras razones. En esos casos, el médico ordena pruebas adicionales para determinar la naturaleza del tumor.
Pruebas genéticas
Este tipo de pruebas se realizan para establecer si un feocromocitoma está asociado con alguna anomalía genética. Es importante determinar si es así, ya que los trastornos genéticos pueden causar muchas otras afecciones que deben ser detectadas.
Asimismo, hay condiciones genéticas que incrementan el riesgo de desarrollar un tumor maligno. Detectarlas contribuye a diseñar planes a largo plazo para tratar el estado de salud.
Además, si está presente un problema genético lo más indicado es examinar a otros miembros de la familia con el fin de verificar si presentan también esta anomalía o no.
Tratamiento del feocromocitoma
El tratamiento de primera línea para un feocromocitoma es la cirugía. Lo habitual es que antes del procedimiento se receten fármacos para reducir la presión arterial y evitar que haya un aumento riesgoso de esta durante la operación.
Tales medicamentos son, por lo general, uno o varios de los siguientes:
- Bloqueadores alfa. Relajan y mantienen abiertas las venas y arterias para que mejore el flujo sanguíneo, y se reduzca la presión arterial.
- Bloqueadores beta. Generan el mismo efecto que los anteriores y además hacen que el corazón lata con mayor lentitud y menor fuerza. Se recetan después del uso de los bloqueadores alfa.
Es habitual que se recomiende una dieta rica en sal para evitar que la presión baje a un nivel riesgoso. Lo más común es que durante la cirugía se extraiga toda la glándula suprarrenal y los tejidos cancerosos, si los hay. El procedimiento es exitoso en el 90 % de los casos.
Si un feocromocitoma es maligno y se ha diseminado el cáncer, se puede acudir a alguno de los siguientes tratamientos:
- Radioterapia.
- Quimioterapia.
- MIBG. Es una radioterapia que combina el uso de un compuesto llamado MIBG con yodo radioactivo.
- Terapia con radionúclidos receptores de péptidos (PRRT).
- Terapias dirigidas contra el cáncer.
Recuperación y proyección
Casi todos los pacientes que se someten a la cirugía mejoran los índices de la presión arterial. Cuando esto no ocurre, deben seguir tratándose la hipertensión con fármacos indicados para ello. Si no se regula la presión, hay riesgo de complicaciones graves.
Es muy importante hacer seguimiento minucioso a cualquier persona que haya tenido un feocromocitoma. No es frecuente, pero el tumor puede reaparecer incluso hasta 15 años después de la cirugía.
Frente a factores de riesgo, consultar al médico
Las personas que tengan algún trastorno genético asociado con un feocromocitoma deben hablar con el médico para obtener el seguimiento adecuado, también quienes tengan antecedentes de este problema en su familia.
Es importante anotar que un feocromocitoma maligno no se puede detectar bajo el microscopio. Asimismo, un diagnóstico precoz no siempre mejora el pronóstico. El caso debe ser atendido por un especialista altamente capacitado.