¿Qué son los alimentos ultraprocesados y realmente son dañinos para la salud?
Durante las audiencias de confirmación en el Senado, Kennedy advirtió que estos alimentos están «envenenando» a la población, sobre todo a los niños. En el contexto de la meta de la administración del presidente Donald Trump de “Devolver la salud a Estados Unidos”, los alimentos ultraprocesados pueden ser uno de los principales focos de atención.
Robert F. Kennedy Jr. , quien asumirá el cargo de secretario de Salud, ha señalado los “alimentos altamente procesados químicamente” como uno de los factores clave que contribuyen a la creciente epidemia de enfermedades crónicas en el país, tales como obesidad, diabetes y trastornos autoinmunes.
Durante las audiencias, hizo hincapié en su compromiso de eliminar estos productos de programas federales como el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP). “Haré todo lo que esté a mi alcance para regresar a los estadounidenses la salud que merecen”, afirmó ante los legisladores.
Una parte esencial para lograr esta meta es asegurar que los consumidores tengan una comprensión clara sobre los alimentos ultraprocesados y su influencia en la alimentación cotidiana. Desde cereales azucarados en el desayuno hasta pizzas congeladas para la cena, así como snacks como papas fritas, refrescos y helados, estos alimentos representan hasta el 60% de la ingesta dietética en Estados Unidos. En niños y adolescentes, esta cifra se incrementa, alcanzando casi dos tercios de su alimentación.
Esto genera preocupación, ya que los alimentos ultraprocesados se han asociado con diversos efectos negativos para la salud, incluyendo obesidad, diabetes, enfermedades cardíacas, depresión, demencia, entre otros. Un estudio reciente sugirió que el consumo de estos productos podría aumentar el riesgo de mortalidad prematura.
No obstante, la ciencia de la nutrición es compleja. La mayoría de las investigaciones hasta el momento han descubierto correlaciones, no certezas, en relación a los efectos en la salud de estos alimentos. Los fabricantes aseveran que el procesamiento mejora la seguridad alimentaria y ofrece una manera económica y práctica de mantener una dieta variada y nutritiva.
Incluso si la ciencia revelara conclusiones claras, resulta complicado determinar recomendaciones prácticas cuando se estima que los alimentos ultraprocesados constituyen más del 70% del suministro alimentario en Estados Unidos.
La Associated Press consultó a varios especialistas en nutrición y esto es lo que expusieron: ¿Qué caracterizan a los alimentos ultraprocesados?
La mayoría de los alimentos que consumimos son sometidos a algún tipo de procesamiento, ya sea mediante congelación, molienda, fermentación, pasteurización u otros métodos. En 2009, el epidemiólogo brasileño Carlos Monteiro y su equipo introdujeron un sistema de clasificación que categoriza los alimentos según su nivel de procesamiento, en vez de basarse en su valor nutricional.
En la cúspide de esta escala de cuatro niveles se encuentran los productos generados mediante procesos industriales, que incluyen ingredientes como aditivos, colorantes y conservantes, los cuales no se pueden replicar en una cocina familiar, como explicó Kevin Hall, investigador centrado en metabolismo y dieta en los Institutos Nacionales de Salud. “Estos constituyen la mayor parte, aunque no todos, de los alimentos envasados que observas”, añadió Hall.
La doctora Neena Prasad, directora del Programa de Políticas Alimentarias de Bloomberg Philanthropies, mencionó que estos productos suelen estar diseñados para ser tanto asequibles como irresistiblemente sabrosos. “Poseen la combinación ideal de azúcar, sal y grasa que hace que sea difícil resistirse a ellos”, enfatizó.
No obstante, el grado de procesamiento no es el único factor que define si un alimento es saludable o no, aclara Hall. Por ejemplo, productos como el pan integral, el yogur, el tofu y la fórmula infantil están altamente procesados, pero también son nutritivos.
¿Son perjudiciales los alimentos ultraprocesados? Esta es la parte complicada. Varios estudios indican que una dieta rica en estos alimentos puede estar relacionada con efectos adversos para la salud. Sin embargo, tales investigaciones no pueden determinar si los alimentos son la causa directa de esos efectos negativos, o si hay otros factores relacionados con las personas que los consumen que podrían influir.
Los alimentos ultraprocesados, en general, tienden a contener más sodio, grasas saturadas y azúcares, mientras que poseen menos fibra y proteínas. No está claro si son solo estos nutrientes los responsables de los efectos observados.
Hall y su equipo llevaron a cabo un experimento pequeño pero significativo en el que compararon directamente los resultados de consumir dietas con alimentos ultraprocesados frente a dietas con alimentos no procesados. Esta investigación, publicada en 2019, incluyó a 20 adultos que se alojaron en un centro de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) durante un mes. Les ofrecieron dietas de alimentos ultraprocesados y no procesados, emparejadas en cuanto a calorías, azúcares, grasas, fibra y macronutrientes, por un periodo de dos semanas cada una, permitiéndoles comer hasta saciarse.
Los resultados mostraron que, cuando los participantes consumían la dieta de alimentos ultraprocesados, ingerían aproximadamente 500 calorías más al día en comparación con cuando comían alimentos no procesados; como resultado, durante el estudio, ganaron en promedio 1 kilo (2 libras). En contraste, cuando se alimentaron exclusivamente de productos no procesados durante el mismo período, perdieron cerca de 1 kilo (2 libras).
Hall está llevando a cabo actualmente un estudio más exhaustivo, aunque el procedimiento avanza con lentitud y a un alto costo, por lo que no se anticipan resultados hasta finales del próximo año. Él y otros expertos sostienen que se necesita una investigación concluyente para comprender cómo los alimentos ultraprocesados influyen en nuestros hábitos alimenticios. «Es fundamental entender los mecanismos que pueden estar detrás de los efectos negativos en la salud, si es que realmente los tienen», comentó.
¿Es necesaria la regulación de los alimentos ultraprocesados?
Algunos defensores, como Prasad, creen que la extensa investigación que relaciona los alimentos ultraprocesados con problemas de salud debería ser un gran aliciente para que tanto el gobierno como la industria implementen cambios en las políticas. Propone medidas como aumentar los impuestos sobre las bebidas azucaradas, imponer restricciones más rigurosas al contenido de sodio en productos procesados y regular de manera más estricta la publicidad dirigida a los niños. “¿Deberíamos arriesgar la salud de nuestros hijos mientras esperamos que surjan pruebas definitivas? ”, cuestionó Prasad.
El año pasado, Robert Califf, quien fue comisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), abordó este tema en una conferencia sobre políticas alimentarias, señalando que los alimentos ultraprocesados son “una de las cuestiones más complejas que he enfrentado”. Sin embargo, concluyó que “debemos establecer una base científica y luego proceder”.
¿Cómo deberían los consumidores gestionar los alimentos ultraprocesados en el hogar?
En países como Estados Unidos, evitar los alimentos altamente procesados es complicado, y no está claro qué productos deberían ser el foco, comentó Aviva Musicus, directora científica del Centro para la Ciencia en el Interés Público, que promueve políticas alimentarias. “La variedad de alimentos ultraprocesados es muy amplia”, destacó.
Es más eficaz ser consciente de los ingredientes en los productos. Se recomienda revisar las etiquetas y hacer elecciones que se alineen con las pautas nutricionales actuales. “Contamos con evidencia sólida de que el azúcar añadido no es beneficioso para nuestra salud. También sabemos que los alimentos con alto contenido de sodio son perjudiciales”, aseguró. “Además, hay abundante evidencia de que las frutas y verduras mínimamente procesadas son realmente beneficiosas para nosotros”.
Es crucial no demonizar ciertos alimentos, añadió. Muchos consumidores no disponen del tiempo o recursos para cocinar todas sus comidas desde cero. “Los alimentos deben ser disfrutables y sabrosos, y no deberían llevar consigo un juicio moral”, concluyó Musicus.